viernes, 29 de noviembre de 2013

Travestismo político

Estábamos esperando la doctrina general y oficial de Foro sobre los impuestos, para compararla con lo que en realidad hacen los foreros del Ayuntamiento de Gijón, y hemos hallado las ideas en una intervención en la Junta General del Principado de la diputada regional Teresa Alonso, quien ha dicho cosas así: "Incrementar la presión fiscal en Asturias, una de las regiones con más impuestos, es un grave error y una rémora para los ciudadanos y las empresas que luchan cada día por encarar esta crisis".
Alonso también ha evocado que "en dos años el Gobierno de Rajoy ha subido el IRPF, el impuesto sobre sociedades, el IVA, el IBI y los impuestos especiales, medidas fiscales que son contrarias a su propio programa electoral".
Pues bien, debe de haber mucha descoordinación ideológica dentro de Foro, ya que los gijoneses han comprobado cómo el alcaldazgo de Carmen Moriyón les ha suministrado para el año que viene sendas subidas en impuestos de titularidad municipal: plusvalía e IBI. Con este último, las previsiones del Ayuntamiento apuntan a recaudar en 2014 seis millones de euros más que en el ejercicio actual. A decir verdad, a Foro se lo pusieron fácil los partidos de la oposición municipal, pero, una vez alcanzado el desacuerdo, el equipo de Moriyón se ha sentado cómodamente sobre un cojín millonario y se esperan grandes partidas de gasto para el año entrante, que suponemos irán acompañadas de la correspondiente maquinaria propagandística, algo que los foreros han aprendido con gran destreza de sus antecesores socialistas.
Pero el meollo de la cuestión es que lo que ha dicho Alonso parece coherente con un partido de derechas como Foro, aun cuando algún político de esta formación ha dicho que en realidad son "transversales", concepto poco claro en la historia de las ideas políticas. Claro, si "transversalidad" significa predicar menos impuestos en un lugar y subirlos en otro, las piezas encajan. En tal caso, el "reformismo" de Foro, al que alude con tanto cariño la alcaldesa Moriyón, consistiría más bien en travestismo político según las circunstancias.
JAVIER MORÁN, LA NUEVA ESPAÑA.

martes, 26 de noviembre de 2013

Una enfermedad moral

EL pasado 11 de septiembre un grupo de quince facinerosos, que se declaraban de extrema derecha, asaltó el local de Blanquerna, la librería que la Generalitat de Cataluña tiene en Madrid, tiró algunas estanterías, esparció con sprays unos gases picantes y zarandeó a algunos de los que allí se habían reunido para conmemorar la Diada. Esa misma tarde se produjeron las primeras declaraciones de condena por parte de todos los grupos políticos y de las autoridades del Estado, con el presidente del Congreso a la cabeza. Al día siguiente ya estaban detenidos doce de los asaltantes, cuyos nombres salieron publicados en toda la prensa nacional, y la Policía no ha parado hasta que a mediados de octubre consiguió detener al último del grupo que faltaba por ser puesto a disposición del juez.
Muy bien hecho por parte de todos: las autoridades, la Policía y los medios de comunicación, que dieron cumplida información del incidente y de la personalidad de los asaltantes, a los que calificaron de inequívocamente fascistas.
El pasado día 20 de noviembre un grupo de unos 150 facinerosos, que se declaraban de extrema izquierda, asaltó la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, se dirigió a los locales de la Asociación Foro Universitario Francisco de Vitoria, apaleó a algunos de sus miembros (hay cinco heridos que tuvieron que pasar por el hospital), arrasó con el mobiliario y se marchó. Veinticuatro horas después no se había producido ninguna detención, pese a que los asaltantes abiertamente decían pertenecer a las Juventudes Libertarias, el Congreso no había sido capaz de redactar una declaración de condena, y el Partido Popular de Madrid se había quedado solo en la Asamblea de Madrid en su intento de conseguir que todas las fuerzas políticas madrileñas condenasen el acto. Y los medios de comunicación, que, en el caso de Blanquerna con toda celeridad habían identificado a los asaltantes como fascistas, no hacían especial hincapié en la ideología de los asaltantes de la Facultad de Derecho, y, por el contrario, sí dejaban caer que esa Asociación Francisco de Vitoria era de ideología muy de derechas.
No hace falta que insista en todos los detalles que distinguen la reacción política, social y mediática en un caso y en el otro. Pero sí que sería bueno reflexionar sobre esta especie de enfermedad moral que sufre la sociedad española. Una enfermedad moral que hace caer todo el peso de la ley, toda la acción de la Policía y todo el desprecio de los medios de comunicación cuando el delincuente puede ser etiquetado como de extrema derecha, y que siempre busca excusas o atenuantes cuando el delincuente se refugia detrás de alguna etiqueta más o menos izquierdista.
Esta enfermedad moral, que tiende a ser mucho más condescendiente con los delincuentes si se escudan en alguna ideología izquierdista, es una enfermedad muy grave, y está muy presente en nuestra sociedad. Y si dudan de lo que les digo, prueben a meter en Google «asalto a la Facultad de Derecho» y verán que la mayoría de los resultados que van a encontrar se refieren a asaltos que tuvieron lugar hace más de treinta años por parte de grupos ultraderechistas, y casi ninguno se refiere al que los izquierdistas han protagonizado la semana pasada. Señal inequívoca del poco lugar que ese asalto ha tenido en los medios de comunicación.
Esa enfermedad moral tiene mucho que ver con la habilidad que han tenido los responsables del agit-prop (agitación y propaganda en el argot comunista desde los años de la revolución bolchevique) izquierdista a la hora de inculcar en las sociedades occidentales la conciencia de superioridad moral de la izquierda, que se manifiesta, además, en una constante mala conciencia de la derecha.
Solo así se entiende, y es otro ejemplo, que los socialistas españoles califiquen hoy de inhumanas las cuchillas de las alambradas en la frontera de Melilla, y que esos mismos socialistas hayan sido los que las encargaron en 2006 cuando estaban en el Gobierno. No tienen la menor vergüenza en acusar a los adversarios de lo que ellos han hecho, convencidos de que, digan lo que digan o hagan lo que hagan, siempre van a tener medios de comunicación que, sin complejos, les den la razón.
España tiene que curarse de esa enfermedad moral, sus políticos tienen que criticar por igual a los violentos y a los antisistema, sean de la ideología que sean, y sus medios de comunicación tienen que defender la libertad de todos los que la atacan, sean de derechas o de izquierdas.
Nos queda la esperanza de que al menos la Policía ponga a disposición judicial, si no a los 150 asaltantes de la Facultad de Derecho, sí a los más significados, y de que algún otro grupo político exprese su solidaridad y su apoyo a las víctimas de ese ataque.
Y, por supuesto, queremos creer que estos ataques no serán el principio de una ola de desórdenes en la calle como la que conocimos después de lo del Prestige, aquella que llevó a un diputado socialista madrileño a declarar que, si hacía falta para derrotar a la derecha, hundirían otro.
ESPERANZA AGUIRRE, PRESIDENTA DEL PARTIDO POPULAR DE MADRID

martes, 19 de noviembre de 2013

Presidente Rajoy: el tesón del hombre adecuado

Tengo que confesar que soy débil... mi intención al sentarme delante del ordenador para escribir este artículo era hacer un sosegado relato en positivo de los dos años de gobierno de Rajoy, ese Gobierno al que desde mi escaño en el Senado apoyo con todo el orgullo y el convencimiento, porque hay en este Gobierno y, sobre todo, en nuestro presidente Rajoy una línea nítida de voluntad de acierto, de trabajo a destajo con tesón, de cabeza en su sitio en la que, sin duda, yo confío, porque sé con certeza que puedo confiar en que con mucho esfuerzo y sacrificio de todos está sabiendo manejar el barco por entre los escollos, por encima de tiburones, pirañas y otros animalejos de mal diente, propios y ajenos, para sacarnos del abismo económico y social en que nos dejaron los socialistas hace dos años.

Pero, ¡ay!, es que... ya escribí la palabra "socialista" y, claro, me viene a la cabeza ese "compañeros, el PSOE ha vuelto" y la imagen de Rubalcaba -ese que tiene el mérito de poner de acuerdo al 91% de los españoles en que no es de fiar- frotándose las manos como suele y esa sonrisa que pretende ser franca mientras los ojos le ríen de algún secreto o mal pensamiento que sólo él sabe, y se me van todas las buenas intenciones por la borda. "Sólo estamos al principio del rescate", dice... ¡Él!, que formó parte ya del Gobierno de Felipe González y más recientemente del de Zapatero en todas sus fases y, por lo tanto, fue activo protagonista de las dos crisis más profundas de la economía de nuestro país. ¡Él!, que todavía el otro día alegaba en su "defensa" que el problema no era que hubieran negado la crisis -que la negaron bien negada-, sino que ¡no la vieron venir! Pues no sé qué es peor... pensé mientras le escuchaba mentir directamente a cámara: "Ahora todo el mundo dice haberla visto, pero de aquélla nadie la veía". ¿Ah, no? Pues yo recuerdo muy bien cómo nos insultaban cuando decíamos que había que tomar medidas. "Antipatriotas" fue lo más suave que se nos dijo a los del PP.
No la vio venir... no la vio venir... sin embargo, el "rescate" bien que lo ve, de hecho... no hace más que "verlo". ¿Tanto que tal parece "desearlo"? Ya el año pasado, el más largo y frío que hemos pasado los españoles en la historia más reciente, Rubalcaba -como si fuera el ama de llaves de "Rebeca"- se lo pasó susurrando al oído del Gobierno de Rajoy: "Pídelo... pide el rescate... es sencillo dejarse caer", claro que a buena parte fue a susurrar... afortunadamente, Rajoy es invulnerable a susurros, amenazas y zarandeos gratuitos y aguantó, porque consideró que tenía que aguantar, que no iba a entregar el país a los "hombres de negro" porque los españoles podíamos, y a las pruebas nos remitimos todos, mandarnos solitos, hacer nuestro sacrificio por nosotros mismos y salir adelante como el pueblo maduro y grande que somos.
En fin, mañana hará dos años del día en que los españoles nos dieron la confianza para sacarlos de este terrible pozo que amenazaba con engullirnos por generaciones. Dos años que han sido duros hasta la extenuación para todos. En los que hemos visto pocas luces y hemos pasado mucho frío -físico y moral-. El primero fue de puras medidas de supervivencia, tras enterarnos de que el pozo tenía doble fondo en negativo. El segundo, de reformas y sacrificios para evitar que nos engullera el temido rescate. Este que empieza será el de la recuperación. Las grandes cifras se equilibran, los rumores y las incertidumbres se sosiegan, aumentan la expectativa, la confianza. ¿Es suficiente? Ni de lejos. Hay seis millones de familiares, amigos y conocidos en esas fatídicas listas del paro, que todavía están lejos de notar esas "grandes" cifras. Y ya dijo el Presidente que no habrá descanso hasta conseguir que también remonten.
Lo esencial es que en estos dos años hemos puesto las bases, ya no pisamos sobre un agujero sin fondo cuando intentamos ponernos de pie. Y lo lograremos, sin que Rubalcaba ni los que le quiten la silla en su día lo puedan evitar. A ellos les preocupa que la recuperación "a tiempo" les impida hacerse con el Gobierno, para esquilmar de nuevo el país mientras la fachada les aguante. Por eso "han vuelto" en su versión más radical porque quieren captar votos de su izquierda. Afortunadamente, el PP, en estos tiempos duros, como en todos los que han sido y puedan ser en el futuro, nunca se va a ningún sitio. Nosotros no huimos ante las situaciones difíciles, ni las negamos, les hacemos frente, las abordamos, las solucionamos... por eso no tenemos que andar "volviendo".
LAURA SAMPEDRO, SENADORA DEL PARTIDO POPULAR POR ASTURIAS

jueves, 14 de noviembre de 2013

Dejad atrás toda esperanza

Dejamos atrás una semana en la que esta parte de la cita de la Divina Comedia de Dante Alighieri se hizo más presente que nunca en nuestras vidas. Por un lado, fue usada por el Portavoz de UPyD en Asturias para hablar de pactos de gobierno, por otro sin usarse se puede utilizar para definir otras situaciones.

Pero vamos a empezar por poner en contexto la frase. En la Divina Comedia el autor se convierte en protagonista y, junto al poeta romano Virgilio, visita el Infierno, el Purgatorio y el Cielo. En la primera parte de su historia, en las puertas del Hades hay una puerta, y sobre ella un letrero en el que se lee “Los que atraviesen esta puerta dejen atrás toda esperanza”, aquí tenemos la frase que encabeza este artículo.

Hablemos pues del Infierno de Dante, con sus nueve niveles, en el que los personajes que allí se encontraban pagaban por sus vidas pecaminosas durante toda la eternidad. Es por este motivo que el letrero les invitaba a abandonar toda esperanza, pues aquél que entraba en el Infierno no volvía a salir de él y su eternidad sería el sufrimiento perpetuo por aquello que hizo mal en vida.

Por eso era sorprendente que Prendes, el pasado Lunes, declarara que entrar en un pacto con UPyD en Asturias significaba para aquel que lo hiciere “dejar atrás toda esperanza”, ¿acaso considera que contar con el apoyo de su partido es un castigo?

En un principio lo justificaba con que el “castigo” era aceptar esa reforma estructural de nuestro sistema electoral en el que no hay una mayoría cualificada para ello, tal y como había acordado con los socialistas asturianos hace ya quince meses.

Aunque se haya olvidado de lo que firmó o considera que la mitad más uno es una cualificación, no se puede amenazar con llevar a la región a la paralización si no se aprueban las medidas personalistas que él quiere y que no son demandadas por los asturianos, ni acordadas por la mayoría de sus representantes. El egoísmo no es una forma de hacer política, aunque se vea en muchas ocasiones, y que sólo lleva a la toma de malas decisiones, el perjuicio del ciudadano y la desafección con las personas que nos dedicamos directa o indirectamente a la política.

Así que hemos de entender que la actitud del diputado de UPyD en la Junta del Principado sí es la del infierno al que nos quiere someter a todos los asturianos, y que empeora aún más la situación en la que llevamos muchos años viviendo. Desde que a finales de los noventa llegaron los gobiernos de Areces, pasando por el narcoléptico gobierno de Cascos, y el gobierno tripartito con su mantenimiento del sistema que nos ha llevado a ser la última región en entrar en la crisis (porque ya no había que destruir) y nos hará ser la última en salir aplicando las mismas medidas que nos llevaron a ella.

Por otro lado, tenemos al Partido Socialista que este fin de semana ha celebrado su conferencia política, esa que nos llevan anunciando meses y que sería el comienzo de una nueva etapa en el PSOE. Sin embargo, la única imagen que dejan es la de no haber cambiado nada y no creer nada de lo que han dicho.
Encontramos a un Rubalcaba vitoreado por los suyos, que en cada declaración se dice con fuerza para seguir al frente del Partido independientemente de lo que opinen sus votantes y algunos cargos. Lo arropan durante el evento, pero no pierden la ocasión de hacer comentarios apuñalándolo por la espalda en cuanto se despista.

Sus grandes propuestas reformistas son….mantener las mismas políticas demagógicas que han aplicado las veces que han gobernado y que han llevado en ambas al país a las mayores crisis de su historia, consiguiendo récords en deudas, en paro, y situación de quiebra de las instituciones públicas que velan por los derechos sociales de los ciudadanos.

Pero no sólo están las medidas desastrosas de siempre envueltas en la retórica demagógica de la izquierda. Ahora han creado dos debates nuevos ajenos a lo que se pide en la calle, por un lado el reformar la Constitución para, mientras hablan de ser un partido nacional, hacerles el favor a los amigos nacionalistas. Pero si nos fijamos en todas las encuestas del CIS, especialmente los más recientes, la mayoría de los ciudadanos están contentos con la actual situación autonómica española, una buena parte querría mayor centralización y sólo una minoría un nuevo cambio a mejor de los entes autonómicos, salvo en Cataluña y el País Vasco.

La otra gran propuesta es el culmen de un giro a la izquierda pretendiendo robarles los votos que todo indica se están yendo a sus socios, cuando los necesitan, de Izquierda Unida. No es nada más y nada menos que profundizar en el intervencionismo estatal hasta tal punto que cualquier día pase como en los países regidos por los totalitarismos programáticos de izquierdas, donde el Estado te dice hasta cómo debes peinarte o vestirte, para el PSOE ahora lo importante es decirte cuánto puedes cobrar y cómo debes formar tus listas electorales o Consejos de Administración, un paso más en la supresión de libertades individuales y colectivas a favor del mayor dictado de actuación por parte del Partido.

Y, finalmente, si en estas últimas semanas hay alguien que están dejando atrás toda esperanza y sufriendo un castigo totalmente inmerecido son las Víctimas del Terrorismo, que tras la terrible decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos han visto cómo los terroristas más sanguinarios, junto a presos de especial peligrosidad, han sido liberados.

Es comprensible que pierdan la esperanza cuando ven salir a la calle a esos malhechores que asesinaron a gente sólo por defender unas ideas diferentes a las suyas; a esos malhechores que celebraron esos asesinatos; a esos malhechores a los que su estancia en la cárcel no les hizo recapacitar sobre sus acciones de las que siguen estando orgullosos. Criminales que son vitoreados por familiares y amigos. Es normal que consideren que lo que está ocurriendo no es más que una broma macabra que les juega, otra vez, la sociedad, y ante ello se encuentren desamparados.

Y es normal que se encuentren desamparados por las instituciones cuando observan en el día de las víctimas del terrorismo cómo los actos oficiales del Parlamento Vasco, a los que asistieron representantes del PNV, Bildu y el Partido Socialista, se recordó a “todas las víctimas de diversas formas de violencia” mientras que el Lehendakari Urkullu recordaba conjuntamente a las víctimas de ETA junto a las “víctimas de violaciones de derechos humanos”, el término utilizado por los filoetarras para aparentar una lucha entre dos bandos, cuando lo único que había era una banda de asesinos por un lado, y la sociedad por el otro. Así es normal que se encuentren desamparados ante la enésima victoria del terrorismo con respecto a la sociedad democrática.

Así que en efecto, hay motivos de sobra para dejar atrás toda esperanza, desde políticos egoístas que por fines partidistas pueden hacer caer a la sociedad en situaciones peores que la que está, a Partidos que no encuentran el norte en sus ideas y se centran en coartar libertades o hasta directamente ver a auténticos delincuentes reírse a la cara de todos los ciudadanos de este país.

Sin embargo caer en la desesperanza es la única forma de morir en vida, y es por eso que todos, y en especial desde el Partido Popular, hemos de luchar por recuperar las esperanza de los ciudadanos en sus instituciones y en las personas que nos dedicamos directa o indirectamente a la política. Hemos de devolver la esperanza a aquellos que creemos que la libertad es la máxima aspiración de un ser humano, y que la labor de las instituciones públicas es conseguir tal efecto. Hemos de devolver la esperanza a aquellos que la perdieron con las decisiones judiciales actuales, haciendo clara defensa de que el Estado de Derecho siempre se impondrá al terrorismo sin claudicaciones.

Por todo esto, hay que invitar a lo contrario a lo que invita Nacho Prendes, hay que invitar a la sociedad a acogerse a la esperanza que será lo que nos traiga verdaderos resultados en todos los aspectos de la vida.

JOSÉ MARÍA AGUIRRE GARCÍA DE LA NOCEDA, VICESECRETARIO NUEVAS GENERACIONES PARTIDO POPULAR GIJÓN.
                                                                                                         

martes, 12 de noviembre de 2013

El PSOE y su Jordán

Este fin de semana pasado se ha celebrado una reunión del PSOE, en que sus afiliados tratan de hallar un camino que los lleve al triunfo electoral. Los aspectos que fundamentalmente han abordado son dos, el programático y el organizativo. Mediante las propuestas al respecto tratan, ante todo, de dar respuesta a la profunda crisis de crédito que la organización tiene en la sociedad española.
Es posible que en los próximos años el partido socialista acierte con alguna fórmula más o menos atractiva que, unida al desgaste de su adversario, les lleve otra vez al poder, pero ello no evitará que prontamente y de forma inevitable vuelvan a desilusionar a su electorado.
El gran problema en que se encuentra el PSOE y gran parte de la izquierda europea no milenarista es que, a pesar de haber renunciado en teoría a los sueños del señorito ocioso de Karl Marx, mantienen en el fondo, como una premisa implícita pero evidente de su discurso, aquellas quimeras tan imposibles como destructivas a que inducían los postulados de don Carlos y su Iglesia. Dicho en términos específicos, el PSOE renunció al marxismo en 1979, pero en el fondo de su discurso y sus propuestas, en las apelaciones emocionales de sus líderes y, desde luego, en la amígdala de muchos de sus militantes y votantes siguen flotando aquellas premisas ideológicas (esto es, de discurso emotivo-programático) que constituyeron el ser de la izquierda europea durante décadas: que la realidad es domeñable por la voluntad; que las restricciones a la distribución económica y a la igualdad entre hombres no son un problema de límites del mundo, sino de la maldad de los poderosos, a los que es suficiente con desposeer para que la igualdad y la abundancia se produzcan; que los derechos que consisten en devengos económicos o de productos basta con declararlos para que surjan de la nada los bienes que permitan retribuir con esos teóricos devengos; la incomprensión de que la realidad y el hombre son tan múltiples, pluriformes y libres que el pretender hacerlos iguales o senderearlos únicamente puede alcanzarse mediante la dictadura y una pobreza igualitaria, etc. En una palabra, aún no se han enterado de que el muro de Berlín y el sistema socialista occidental no han caído por una conspiración de la CIA y del capitalismo, sino por su propia ruina interior; y de que los únicos relatos socialistas exitosos en la historia, si bien asimismo coyunturales, son dos relatos religiosos: la multiplicación de los panes y los peces y el regalo del maná durante cuarenta años al pueblo de Israel en su marcha por el desierto.
A estas premisas de tipo ensoñativo-mitificador, la izquierda española suma otro par de mitemas, el de la República, la ficción de una especie de Edad de Oro o Paraíso perdido, cuya mera recuperación nominal vendría a subsanar la mayoría de los males del presente, a la manera de aquella ensoñación de don Quijote a los cabreros, "Dichosa edad y siglos dichosos aquellos?", y, con menor entusiasmo, el del federalismo, que, sobre su utilidad con respecto a sus grupos internos y de dar justificación a su definición programática, vendría a recordar vagamente otro estadio de felicidad anterior, el de la I República o República federal.
La cuestión es que cuando llega al poder, el PSOE solo puede hacer aquello que es posible hacer (no "aquello que le dejan", sino "aquello que la realidad hace posible"), y, a partir de ahí, comienza a traicionar las expectativas e ilusiones que, durante su tránsito por la oposición, alimentó e incentivó en los suyos; o, paralelamente, se mete en una devastadora rueda de gastos y de compromisos de gasto, como hizo el gobierno Zapatero, que acaban llevando el país al desastre, a sus votantes al paro y la pobreza y, finalmente, a estos últimos a la defección.
¿Que sería bueno que todos los ciudadanos tuviesen asegurado un amplio "mínimo vital" garantizado? ¡Por supuesto! ¿Que es buena, por ejemplo, en sus intenciones ("progresista", dicen ellos) la Ley de dependencia? ¡Por supuesto! El problema es que cuando no hay dinero, cuando el país no produce "los derechos", esos derechos son como escritos en la niebla, y crean una nueva desigualdad y una nueva injusticia, aunque remedien parcialmente o temporalmente algunas. En la conferencia de este fin de semana se ha propuesto, por ejemplo, una especie de renta mínima de servicios: la de la luz, el agua, el gas (y se supone, el piso) para las familias empobrecidas. He ahí un magnífico nuevo instrumento de captación de voluntades. ¿Dónde se cargará su costo? He ahí una nueva fuente de problemas o de desengaños. Y, sobre todo, ¿cómo es posible que sueldos de entre ochocientos y mil euros estén pagando "los derechos" de quienes por diversas vías de lo que antes se llamaba beneficencia y ahora justicia acaban teniendo ingresos superiores a esos ochocientos o mil euros? ¿Nos apetecerá pensar también en aquellas personas? ¿Tendremos tiempo de mirar hacia lo que está ocurriendo en Europa?
Y, por otro lado, está tan preso el PSOE de su fabulación sobre la realidad y de aquellos a quienes ha llevado al lomo de esa fabulación que, cuando gobierna, le es imposible realizar algunas cosas que sabe que debería realizar. Un ejemplo de solo de hace una semana: el comisario Almunia ha alabado la reforma laboral del PP. ¿Sabía el gobierno Zapatero que había que hacerla? Sí. ¿Sabía que habría impedido con ella la destrucción de cientos de miles de puestos de trabajo? Sí. Pero sus propios mitos discursivos se lo impedían.
De modo que, hasta que la izquierda española no milenarista no pase (o sufra) su Jordán, esa permanente contradicción entre la realidad y el deseo, ese engaño autoimpuesto, esa seducción con fecha de caducidad y su "llanto y su crujir de dientes" inevitable no cesarán.
El drama, por cierto, no es que en Icaria el Esteban Cabet de turno ejecute con los suyos el desastre programado, sino que somos el conjunto de los ciudadanos los que pagamos, como diría Caveda, "les llozaníes de la danza de Santiago".
XUAN XOSÉ SÁNCHEZ VICENTE, LA NUEVA ESPAÑA.

jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Quién y qué hay detrás de UPyD?

Conocida es la aversión de UPyD a definirse ideológicamente. En su recién clausurado congreso nacional, Rosa Díez volvió a insistir en que su partido no es "ni de izquierdas ni de derechas". Raramente desaprovecha Díez en sus entrevistas la ocasión para resaltar su asepsia ideológica. En su página web, UPyD afirma que tiene "ideas, no ideologías".
Un partido sin ideología debería estar formado por personas sin ideología. ¿Es esto así? ¿Son los responsables de UPyD personas destacadas por no tener y no haber tenido nunca posicionamientos ideológicos? Repasemos para comprobarlo las biografías de quiénes componen el recién elegido Consejo de Dirección.

De sus 21 miembros, 6 han militado en el PSOE y 2 en partidos comunistas (Carlos Martínez Gorriarán y Katy Gutiérrez). De los seis exsocialistas (?), tres fueron miembros del Partido Socialista de Euskadi (Rosa Díez, Juan Luís Fabo y Gorka Maneiro), uno del Partido Socialista de Cataluña (Ramón Marcos), uno de las Juventudes Socialistas (Fernando Maura) y uno fue secretario de Estado con Felipe González (Luis Velasco). El caso de Maura es particularmente llamativo, ya que ha militado en cuatro partidos políticos distintos: PSOE, PDL, PP y ahora UPyD. Es el único miembro de la cúpula de UPyD que ha militado en un partido que no sea de izquierda. Los demás no han militado nunca en un partido político (predominan entre ellos los académicos).
En el Consejo Político de UPyD –órgano conformado por 150 personas y con la responsabilidad de actuar como foro de deliberación– también hay insignes exmilitantes de partidos de izquierda como el eurodiputado Francisco Sosa Wagner (PSP), Enrique Calvet (PSP y PSOE) y Manuel Lindo (IU).
¿Qué ha pasado en UPyD? ¿Han sufrido sus responsables con pasadas afiliaciones políticas una especie de amnesia ideológica por la cual se han convertido en meros técnicos de la política? ¿Por qué, si es supuestamente un partido sin anclajes ideológicos, resulta que prácticamente ninguno de sus responsables viene de la derecha?
La supuesta inconcreción ideológica de UPyD es, evidentemente, buscada. Está basada en una meditada estrategia para ocultar las raíces de una orientación ideológica general y atraer, así, a votantes de la orillaideológica contraria. Esta estrategia les ha funcionado bastante bien. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, una parte significativa de sus votos procede de municipios (Las Rozas, Majadahonda, Pozuelo de Alarcón…) o de distritos de la capital (Chamartín, Salamanca, Retiro) con porcentajes de voto al PP tradicionalmente altos.
La explicación de este éxito pese a su camuflaje ideológicoseguramente venga dada por su apuesta por la regeneración democrática (además de por su defensa de la nación española frente a las tendencias disgregadoras de la izquierda española). Puede que la regeneración no sea ni de izquierdas ni de derechas. Pero tampoco está siendo consistente UPyD en ella. No se entiende, por ejemplo, que se haya opuesto a la creación de las 43 circunscripciones electorales propuestas por el PP de Madrid en su proyecto de reforma de la ley electoral autonómica cuando esta iniciativa acercaría de manera evidente los diputados regionales a sus electores.
En cualquier caso, más allá de su tactismo electoral o de su consistencia regeneradora, hay dos cuestiones importantes que plantea su disimulo ideológico. Por un lado está la conocida fatal arrogancia de la izquierda. Antes que reconocer que estuvieron equivocados y que la ideología contraria ha demostrado ser más atinada que la suya, los altos cargos de UPyD han preferido decir que sus ideas transcienden las ideologías. Es, en suma, un ejemplo de libro del zorro que desprecia las uvas que no puede alcanzar.
Pero, por otro lado –y más importante–, al renunciar a definirse ideológicamente, UPyD hurta a los electores una información preciosa para juzgar no sólo lo que defiende sino cómo pretende alcanzar sus objetivos y el criterio básico que usaría para tomar decisiones una vez estuviese en el Gobierno. Ningún partido puede prever todas las decisiones que vaya a tomar si alcanza el poder. Los votantes lo saben, pero una ideología les ayuda a juzgar en función de qué principios dicho partido tomará sus decisiones llegado el momento. Cuando UPyD se niega a dar indicación alguna sobre si, por ejemplo, cree más en las libertades individuales que en los derechos colectivos, se está reservando un grado de discrecionalidad política peligroso. Importantes movimientos nacionalistas también han afirmado que transcendían la división derecha/izquierda con resultados desastrosos para sus ciudadanos (no es sorprendente en este sentido que se haya visto unparalelismo entre UPyD y la Falange).
Por todo ello, urge que UPyD se defina ideológicamente.
PERCIVAL MANGLANO, LIBERTADDIGITAL.COM

martes, 5 de noviembre de 2013

Un suspenso para el SESPA

El pasado sábado se celebró en el recinto Ferial “Luis Adaro” el examen para optar a las 472 plazas de enfermería que ofrece el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa). Al mismo concurrieron un total de 7.080 aspirantes que, siguiendo la tónica habitual en los procesos de selección de personal que se realizan en nuestra ciudad, vieron cómo la desorganización y el caos reinaron en una jornada fundamental para su futuro y su vida laboral.

Esto nos recuerda a otras pruebas realizadas por el Ayuntamiento de Gijón que se saldaron con la repetición del examen y un bochornoso espectáculo político donde nadie quiso asumir responsabilidades. Responsabilidades que, por cierto, muy presuroso quiso depurar el PSOE por boca de sus ediles; aunque hoy, como pintan bastos para una consejería de Sanidad socialista, no tenemos que soportar el dedo acusador de Begoña Fernández señalando a los culpables de un proceso de selección que pone en tela de juicio la capacidad del SESPA para realizar estas pruebas. A pesar de que abunden las dudas y claroscuros, como por ejemplo, por qué había cajas de exámenes abiertas circulando por el recinto, o por qué se exigió a los opositores escribir su nombre en el examen cargándose el anonimato en la corrección, o por qué un gobierno regional que presume de defensor de la mujer actúa sin contemplaciones ante las necesidades fisiológicas de una embarazada.

Al final de cuentas, lo único que queda como cierto es que si sumamos los más de 7.000 opositores a plazas de enfermería a los damnificados por los procesos de selección del Ayuntamiento de Gijón nos encontramos con la escalofriante cifra de 10.000 opositores afectados por flagrantes irregularidades en sus respectivos exámenes. Ambas administraciones (local y regional) han quedado marcadas en un momento en que el rigor de los poderes públicos debe ser inmaculado. Estas actuaciones sólo sirven para aumentar el descrédito en nuestros dirigentes y enviar una imagen de incapacidad por parte de la Administración que sólo resta credibilidad sobre una clase política que necesita hacer de la transparencia su seña identidad. 

A día de hoy, Foro Asturias y Partido Socialista deben dar explicaciones sobre la razón de esta desorganización. Y lo que es más importante, buscar mecanismos que consigan paliar las deficiencias que se vienen registrando en estos procesos: dividir las sedes de las pruebas para evitar aglomeraciones, involucrar a la Universidad de Oviedo en el desarrollo y la corrección de los exámenes de selección o utilizar la tecnología para aumentar la eficiencia del control sobre los opositores deben ser mejoras a introducir en futuros procesos. Lo que no podemos tolerar es que, por actuaciones negligentes como la del pasado sábado, siga aumentando la sensación de indefensión que tiene el ciudadano ante la Administración Pública, a la cual no le vendría mal un examen de vez en cuando. 

ANDRÉS RUIZ, VICESECRETARIO NUEVAS GENERACIONES GIJÓN.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Una apuesta decidida por el talento asturiano

La creatividad es motor de desarrollo. Su concentración aviva el emprendimiento, impregna sectores variados y acaba transmitiendo a la economía benéficos impulsos. Basándose en estos principios, investigadores de Estados Unidos y de Gran Bretaña han desarrollado la teoría de la "clase creativa", o las "ciudades creativas", y han avalado con estudios científicos que el talento resulta contagioso e incita a los inversores. Así, atraer y retener a profesionales cualificados, intelectuales, tecnólogos, bohemios y artistas ayudaría más a regenerar el tejido de una ciudad que invertir en edificios emblemáticos, centros comerciales o infraestructuras carísimas. Oviedo precisamente va a acoger a finales de este mes unas jornadas para estudiar este tipo de metrópolis.

Esta corriente también cuenta con detractores. Acertada o no, lo que tiene de valioso es situarnos ante la tesitura de que en la sacudida actual carece de sentido seguir aferrados a los antiguos esquemas jerárquicos tradicionales que restringen la generación de ideas y los planteamientos originales. Si caes en un hoyo, no te pongas a cavar, advierte el adagio popular. Hay que propiciar las condiciones adecuadas para que los ciudadanos piensen por sí mismos, planeen con imaginación y actúen.



De los buenos resultados que ofrece explotar el potencial creativo tiene Asturias en el País Vasco el espejo al que mirarse. Diferencias políticas y forales al margen, ambas comunidades comparten una base: un gran tejido industrial cuya salvación precisó de un duro ajuste. Los vascos abordaron lo que denominan la "segunda reconversión industrial" ya en la pasada década de los ochenta, cuando el Principado andaba enfrascado todavía en solventar la primera. Mientras los gobernantes asturianos intentaban desesperadamente salvar un trozo grande de lo viejo, sus colegas alaveses, vizcaínos y guipuzcoanos abrían puertas a lo nuevo. La clave de Euskadi es un ambicioso plan de I+D+i, sin parangón en Europa, al que se agarraron con fuerza incluso cuando azuzó la crisis.

No hay predisposición genética o geográfica para el rezago o la parálisis. El ascenso de unas regiones o unos países y el atraso de otros viene determinado por factores culturales. O se cree en la excelencia o no se cree. En coste o en calidad compite cualquiera. Para diferenciarse hay que invertir en la capacidad de las personas y su ingenio. El problema es cambiar de mentalidad, tener "hambre" de salir adelante y apoyar "la ambición", como señaló el pasado jueves en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Ken Morse, fundador del Centro de Emprendedores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). La conferencia de este analista del emprendimiento rompió muchos mitos, resaltando la importancia del cliente antes que la del dinero y la tecnología y reivindicando el valor decisivo de la experiencia, "las canas y las calvas".

Aún hay oportunidad de enganchar este tren. El gran escollo, alertan los especialistas, es el escaso espíritu cooperativo asturiano y la falta de liderazgo. La prosperidad de un territorio la determina su capacidad para sincronizar las fuerzas de sus moradores en torno a una visión compartida. A los ayuntamientos de aquí les cuesta colaborar, aunque las veces que lo han intentado en serio, como para gestionar el agua o las basuras, los resultados están a la vista.

La competencia entre ciudades debe entenderse como un estímulo para mejorar. Cuando deriva en el localismo trasnochado del agravio y de la queja resulta paralizante. Ese hacer cada uno la guerra por su cuenta, caminar aislados, tiene también su reflejo en los obstáculos para transferir los frutos del saber a la práctica. Universidad de Oviedo y empresas se necesitan y, encapsuladas en sus respectivos ámbitos, ponen poco empeño en dejar de darse la espalda. Carece de sentido la innovación que no acaba conectada a lo productivo. Se trata de plantear un mañana en el que las fundaciones tecnológicas, las facultades, las compañías punteras y los emprendedores lideren el relanzamiento, pero también en el que los frutos de la inteligencia sirvan para prestar servicios de mayor calidad y para resolver dificultades concretas de la gente. Ken Morse lo apuntó igualmente en su conferencia asturiana: "No basta con hacer cosas bonitas, hay que ofrecer algo cuya utilidad sea tangible".

Las señales positivas, como las exportaciones, la recuperación de la confianza de los inversores internacionales y la vuelta del capital extranjero, van adquiriendo consistencia. Sin prescindir de las estructuras funcionariales que lo inundan todo y del clientelismo, sin volver a incentivar el trabajo bien hecho, no llegaremos a ninguna parte. Librarse de esos viejos vicios implica también hacer que aflore el talento asturiano. Si, como sostienen los avalistas de la creatividad, las iniciativas innovadoras atraen capital, el entusiasmo y el masivo seguimiento con el que fueron secundados en Asturias experimentos recientes como la ópera en la calle, las sesiones de cine a precios populares, el gregoriano de puertas abiertas de las Pelayas y la multitudinaria conferencia de los padres del bosón de Higgs nos sitúan en la rampa de lanzamiento. La sociedad asturiana mostró sus ganas y su vitalidad. Falta que los dirigentes rayen a igual altura.

EDITORIAL LA NUEVA ESPAÑA