Dejamos atrás una semana en la
que esta parte de la cita de la Divina
Comedia de Dante Alighieri se hizo más presente que nunca en nuestras
vidas. Por un lado, fue usada por el Portavoz de UPyD en Asturias para hablar
de pactos de gobierno, por otro sin usarse se puede utilizar para definir otras
situaciones.
Pero vamos a empezar por poner en
contexto la frase. En la Divina Comedia
el autor se convierte en protagonista y, junto al poeta romano Virgilio, visita
el Infierno, el Purgatorio y el Cielo. En la primera parte de su historia, en
las puertas del Hades hay una puerta, y sobre ella un letrero en el que se lee
“Los que atraviesen esta puerta dejen atrás toda esperanza”, aquí tenemos la frase
que encabeza este artículo.
Hablemos pues del Infierno de
Dante, con sus nueve niveles, en el que los personajes que allí se encontraban
pagaban por sus vidas pecaminosas durante toda la eternidad. Es por este motivo
que el letrero les invitaba a abandonar toda esperanza, pues aquél que entraba
en el Infierno no volvía a salir de él y su eternidad sería el sufrimiento
perpetuo por aquello que hizo mal en vida.
Por eso era sorprendente que
Prendes, el pasado Lunes, declarara que entrar en un pacto con UPyD en Asturias
significaba para aquel que lo hiciere “dejar atrás toda esperanza”, ¿acaso
considera que contar con el apoyo de su partido es un castigo?
En un principio lo justificaba
con que el “castigo” era aceptar esa reforma estructural de nuestro sistema
electoral en el que no hay una mayoría cualificada para ello, tal y como había
acordado con los socialistas asturianos hace ya quince meses.
Aunque se haya olvidado de lo que firmó o
considera que la mitad más uno es una cualificación, no se puede amenazar con
llevar a la región a la paralización si no se aprueban las medidas
personalistas que él quiere y que no son demandadas por los asturianos, ni
acordadas por la mayoría de sus representantes. El egoísmo no es una forma de
hacer política, aunque se vea en muchas ocasiones, y que sólo lleva a la toma
de malas decisiones, el perjuicio del ciudadano y la desafección con las
personas que nos dedicamos directa o indirectamente a la política.
Así que hemos de entender que la
actitud del diputado de UPyD en la Junta del Principado sí es la del infierno
al que nos quiere someter a todos los asturianos, y que empeora aún más la
situación en la que llevamos muchos años viviendo. Desde que a finales de los
noventa llegaron los gobiernos de Areces, pasando por el narcoléptico gobierno
de Cascos, y el gobierno tripartito con su mantenimiento del sistema que nos ha
llevado a ser la última región en entrar en la crisis (porque ya no había que
destruir) y nos hará ser la última en salir aplicando las mismas medidas que
nos llevaron a ella.
Por otro lado, tenemos al Partido
Socialista que este fin de semana ha celebrado su conferencia política, esa que
nos llevan anunciando meses y que sería el comienzo de una nueva etapa en el
PSOE. Sin embargo, la única imagen que dejan es la de no haber cambiado nada y
no creer nada de lo que han dicho.
Encontramos a un Rubalcaba
vitoreado por los suyos, que en cada declaración se dice con fuerza para seguir
al frente del Partido independientemente de lo que opinen sus votantes y
algunos cargos. Lo arropan durante el evento, pero no pierden la ocasión de
hacer comentarios apuñalándolo por la espalda en cuanto se despista.
Sus grandes propuestas
reformistas son….mantener las mismas políticas demagógicas que han aplicado las
veces que han gobernado y que han llevado en ambas al país a las mayores crisis
de su historia, consiguiendo récords en deudas, en paro, y situación de quiebra
de las instituciones públicas que velan por los derechos sociales de los ciudadanos.
Pero no sólo están las medidas
desastrosas de siempre envueltas en la retórica demagógica de la izquierda. Ahora
han creado dos debates nuevos ajenos a lo que se pide en la calle, por un lado
el reformar la Constitución para, mientras hablan de ser un partido nacional,
hacerles el favor a los amigos nacionalistas. Pero si nos fijamos en todas las
encuestas del CIS, especialmente los más recientes, la mayoría de los
ciudadanos están contentos con la actual situación autonómica española, una
buena parte querría mayor centralización y sólo una minoría un nuevo cambio a
mejor de los entes autonómicos, salvo en Cataluña y el País Vasco.
La otra gran propuesta es el culmen
de un giro a la izquierda pretendiendo robarles los votos que todo indica se
están yendo a sus socios, cuando los necesitan, de Izquierda Unida. No es nada
más y nada menos que profundizar en el intervencionismo estatal hasta tal punto
que cualquier día pase como en los países regidos por los totalitarismos
programáticos de izquierdas, donde el Estado te dice hasta cómo debes peinarte
o vestirte, para el PSOE ahora lo importante es decirte cuánto puedes cobrar y
cómo debes formar tus listas electorales o Consejos de Administración, un paso
más en la supresión de libertades individuales y colectivas a favor del mayor
dictado de actuación por parte del Partido.
Y, finalmente, si en estas
últimas semanas hay alguien que están dejando atrás toda esperanza y sufriendo
un castigo totalmente inmerecido son las Víctimas del Terrorismo, que tras la
terrible decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos han visto cómo los
terroristas más sanguinarios, junto a presos de especial peligrosidad, han sido
liberados.
Es comprensible que pierdan la
esperanza cuando ven salir a la calle a esos malhechores que asesinaron a gente
sólo por defender unas ideas diferentes a las suyas; a esos malhechores que
celebraron esos asesinatos; a esos malhechores a los que su estancia en la
cárcel no les hizo recapacitar sobre sus acciones de las que siguen estando
orgullosos. Criminales que son vitoreados por familiares y amigos. Es normal
que consideren que lo que está ocurriendo no es más que una broma macabra que
les juega, otra vez, la sociedad, y ante ello se encuentren desamparados.
Y es normal que se encuentren
desamparados por las instituciones cuando observan en el día de las víctimas
del terrorismo cómo los actos oficiales del Parlamento Vasco, a los que
asistieron representantes del PNV, Bildu y el Partido Socialista, se recordó a
“todas las víctimas de diversas formas de violencia” mientras que el
Lehendakari Urkullu recordaba conjuntamente a las víctimas de ETA junto a las
“víctimas de violaciones de derechos humanos”, el término utilizado por los
filoetarras para aparentar una lucha entre dos bandos, cuando lo único que
había era una banda de asesinos por un lado, y la sociedad por el otro. Así es
normal que se encuentren desamparados ante la enésima victoria del terrorismo
con respecto a la sociedad democrática.
Así que en efecto, hay motivos de
sobra para dejar atrás toda esperanza, desde políticos egoístas que por fines
partidistas pueden hacer caer a la sociedad en situaciones peores que la que
está, a Partidos que no encuentran el norte en sus ideas y se centran en
coartar libertades o hasta directamente ver a auténticos delincuentes reírse a
la cara de todos los ciudadanos de este país.
Sin embargo caer en la
desesperanza es la única forma de morir en vida, y es por eso que todos, y en
especial desde el Partido Popular, hemos de luchar por recuperar las esperanza
de los ciudadanos en sus instituciones y en las personas que nos dedicamos
directa o indirectamente a la política. Hemos de devolver la esperanza a
aquellos que creemos que la libertad es la máxima aspiración de un ser humano,
y que la labor de las instituciones públicas es conseguir tal efecto. Hemos de
devolver la esperanza a aquellos que la perdieron con las decisiones judiciales
actuales, haciendo clara defensa de que el Estado de Derecho siempre se
impondrá al terrorismo sin claudicaciones.
Por todo esto, hay que invitar a
lo contrario a lo que invita Nacho Prendes, hay que invitar a la sociedad a
acogerse a la esperanza que será lo que nos traiga verdaderos resultados en
todos los aspectos de la vida.
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