La mentalidad conservadora
ofrece una clara solución a uno de los grandes problemas a los que se debe
enfrentar un gobierno, la injusticia social.
Dos conceptos tienen que
entenderse antes de analizar la solución a este problema. Lo primero es tener
en cuenta que la Justicia para no estar reducida a una pura conveniencia (el
fuerte contra el débil) debe fundarse en un poder superior a nosotros. Lo segundo
es que la falta de Justicia supone la violencia y el caos; por lo tanto, los
conservadores, como amigos del orden y la paz, tenemos la obligación de
defender la Justicia social.
En nuestro modelo de
Justicia cada hombre hace lo que le compete y recibe el pago que le es debido,
mientras que en una sociedad injusta la gente pide recompensas a las que no
tienen derecho. De esta manera, la Justicia social debe ser reflejo de la otra
vertiente de Justicia, la privada, desterrando la idea de rivalidad y lucha de
clases por la idea de cooperación entre los diferentes individuos de la
sociedad.
Nosotros no creamos primero
desigualdad para luego crear igualdad (idea izquierdista), ni oprimimos al
mejor para “ayudar” al peor. Nosotros creemos en la idea de “a cada uno lo
suyo” sin que el Estado se pliegue a una clase o interés particular de ningún
tipo, ya que valoramos la diferencia como algo positivo y enriquecedor.
Lo que desea la gente es una
recompensa que, para ser justa, debe ser sobre la habilidad, no sobre el
trabajo, y cuanto más se desarrolle la habilidad, mayor será la recompensa y
más variada (salario, propiedad, honor, independencia, seguridad…).
Para terminar debemos
reflexionar sobre la idea de que algunos conservadores, como los
neoconservadores, se definían como progresistas que se toparon con la realidad;
sin embargo, un buen conservador es
aquel que busca solución a la compleja realidad que se ha encontrado porque a
fin de cuentas ser conservador es una actitud.
ALEJANDRO VEGA LÓPEZ
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