domingo, 24 de julio de 2016

FESTIVAL AÉREO: LA IZQUIERDA HISTÉRICA Y EL POSTUREO

El verano en Asturias es sinónimo de muchas cosas, entre ellas, y desde hace varios años, contamos en Gijón con un evento de primer nivel que nos sitúa como una de las pocas ciudades en el estado que cuentan con un festival aéreo arraigado.

Este show que concentra a cientos de miles de personas en nuestra ciudad (algo que no ha tenido, hasta la fecha, precedentes en la historia de nuestra Villa y tampoco en el Principado) aporta un incalculable valor añadido al municipio de Gijón y alrededores, dinamizando la economía local y regional. Además, no tiene únicamente un gran valor desde el punto de vista económico, también sirve de escaparate para la cultura de defensa y aeronáutica.

Hasta aquí el lector se podrá imaginar que el Festival Aéreo de Gijón goza del apoyo y cariño de la inmensa mayoría de Gijoneses. Y tendrá toda la razón. No obstante, existen un grupo de organizaciones que se manifiestan radicalmente en contra de que participen aeronaves militares, tanto históricas, que han marcado los pasos del tiempo estando en los momentos más cruciales de la historia contemporánea como protagonistas o aeronaves de última generación, que muestran los sistemas más modernos que la humanidad ha logrado desarrollar hasta el momento en ese campo.

Esos grupos, que enarbolan la bandera del antimilitarismo, que necesitan estar llevando la contraria a las administraciones (cuando no gobiernan sus amigos), en definitiva, que forman parte de la cultura de la contracultura, tachan al Festival Aéreo de Gijón de un acto propagandístico belicista, impropio de una sociedad moderna y de progreso, como lo es la española. A esa izquierda histérica, que carece de cultura de defensa, les verás criticar las misiones humanitarias de nuestras fuerzas armadas, cuestionando su existencia y, al mismo tiempo, pedir soluciones para problemas que requieren el uso de la fuerza contra quienes la usan indiscriminadamente para someter a las democracias.

Finalmente, no nos debería sorprender que estén en contra de que la ciudad progrese económicamente. Va en contra de sus intereses. Es el postureo.

Javier Picazo


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