viernes, 16 de octubre de 2015

Cuidar lo que debemos cuidar


Una de las grandes batallas a las que se enfrenta nuestra sociedad actual, a nivel mundial, es la sostenibilidad. La sostenibilidad debe entenderse desde tres vertientes: una vertiente económica, una vertiente demográfica y una vertiente medioambiental. No obstante, como explicaré a continuación, todas ellas están profundamente ligadas.

La sostenibilidad económica viene dada por los recursos y su distribución. La Tierra es muy variada: mientras unas regiones son ricas en ciertos recursos, por ejemplo en carbón, otras son más ricas en otros recursos, por ejemplo, oro. La clave está en propiciar y garantizar un mercado mundial en el que los consumidores tengan acceso a estos recursos. Si bien jugamos con la ventaja de ciertos recursos de fuentes casi ilimitadas (energía solar, energía eólica), otros muchos recursos de los que depende nuestra sociedad no son ilimitados. Ahora bien, hay que tener en cuenta que la demanda puede crecer, y la oferta está condicionada a los recursos existentes en el planeta. Es aquí donde entra en juego el término de sostenibilidad demográfica.

Sostenibilidad demográfica es un término poco utilizado hoy en día, pero que debe cobrar un papel cada vez más importante en nuestras futuras previsiones. Superando actualmente la cifra de más de 7.000 millones de habitantes, debe haber un crecimiento sostenible de esta población. No podemos negar que los avances médicos son los responsables de que podamos tener una esperanza de vida superior, hecho que nos reporta una profunda gratitud. Pero tampoco podemos obviar que debemos repartir esos recursos entre más personas. Es decir, la demanda aumenta. Y el consumo de los recursos debe ir acompañado de una sostenibilidad. La sostenibilidad medioambiental.

La sostenibilidad medioambiental engloba tanto la sostenibilidad económica como la demográfica, pero añade un nuevo concepto: la protección medioambiental. Los recursos forman parte del medioambiente, y debemos hacer un consumo responsable de los mismos, garantizando que no se perjudique más aún el medioambiente. Obviamente, nos está costando garantizar esta sostenibilidad medioambiental. Pero afortunadamente numerosos gobiernos, entre los que destaca el gobierno español, tiene un firme compromiso en este aspecto.

No obstante, hay una triste realidad que se está abriendo paso, y es la incompetencia socialista para gestionar los recursos medioambientales de una forma segura y protegiendo el medioambiente. Si bien uno de los grandes problemas energéticos españoles son las subvenciones a las energías renovables que están encareciendo el coste eléctrico, paradójicamente se siguen manteniendo subvenciones y ayudas al carbón, para cerrar una mala gestión realizada en Asturias durante años.

No podemos olvidar que medioambientalmente seguimos a la cola de todas las comunidades: ¿cómo es posible que se produzcan sucesos, como los acontecidos en Gijón, y se diluyan de una forma vergonzosa las responsabilidades políticas? Enumeremos los hechos:

1.       Numerosos estudios internacionales sobre la emisión de partículas contaminantes aseguran que Gijón será la ciudad española más contaminada en 20 años.

2.       Nubes de carbón que oscurecen el atractivo costero de la ciudad de Gijón.

3.       La nueva realidad automovilística en cuanto a la emisión de gases contaminantes por motores diésel.

Si bien el último aspecto requiere de una respuesta coordinada por parte de las instituciones internacionales, no se puede negar que los otros dos aspectos son claras competencias regionales y locales. El gobierno regional (PSOE) evita las confrontaciones en la junta y para más agravio, no realizan los pertinentes controles (porque está claro que los controles fallan si nuestras emisiones están por encima de las permitidas). Por otro lado, el ayuntamiento local de Gijón no sólo no toma medidas, sino que espera que seamos los ciudadanos los que elaboremos estas medidas, cuando es su trabajo y no tenemos acceso a toda la información supuestamente recabada.

En este contexto de clara desprotección, el PP sigue luchando porque estos debates no caigan en el olvido y se aprueben las correctas medidas para evitar que Gijón, o cualquier otra ciudad, se convierta en la más contaminada de España (e incluso de Europa). ¿No es la política medioambiental una política social, de esas con las que los socialistas (y algún que otro “ciudadano”) se llenan la boca? En política hay que cuidar todos y cada uno de los aspectos en los que se tiene competencias. Si no se cuida lo que hay que cuidar, llegará la época de lamentaciones, y no esperen estas irresponsabilidades pasen a formar parte del olvido.

Borja Pérez Díaz



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