Una de las grandes batallas a las
que se enfrenta nuestra sociedad actual, a nivel mundial, es la sostenibilidad.
La sostenibilidad debe entenderse desde tres vertientes: una vertiente
económica, una vertiente demográfica y una vertiente medioambiental. No
obstante, como explicaré a continuación, todas ellas están profundamente
ligadas.
La sostenibilidad económica viene
dada por los recursos y su distribución. La Tierra es muy variada: mientras
unas regiones son ricas en ciertos recursos, por ejemplo en carbón, otras son
más ricas en otros recursos, por ejemplo, oro. La clave está en propiciar y
garantizar un mercado mundial en el que los consumidores tengan acceso a estos
recursos. Si bien jugamos con la ventaja de ciertos recursos de fuentes casi
ilimitadas (energía solar, energía eólica), otros muchos recursos de los que
depende nuestra sociedad no son ilimitados. Ahora bien, hay que tener en cuenta
que la demanda puede crecer, y la oferta está condicionada a los recursos existentes
en el planeta. Es aquí donde entra en juego el término de sostenibilidad
demográfica.
Sostenibilidad demográfica es un
término poco utilizado hoy en día, pero que debe cobrar un papel cada vez más
importante en nuestras futuras previsiones. Superando actualmente la cifra de
más de 7.000 millones de habitantes, debe haber un crecimiento sostenible de
esta población. No podemos negar que los avances médicos son los responsables
de que podamos tener una esperanza de vida superior, hecho que nos reporta una
profunda gratitud. Pero tampoco podemos obviar que debemos repartir esos
recursos entre más personas. Es decir, la demanda aumenta. Y el consumo de los
recursos debe ir acompañado de una sostenibilidad. La sostenibilidad
medioambiental.
La sostenibilidad medioambiental
engloba tanto la sostenibilidad económica como la demográfica, pero añade un
nuevo concepto: la protección medioambiental. Los recursos forman parte del
medioambiente, y debemos hacer un consumo responsable de los mismos,
garantizando que no se perjudique más aún el medioambiente. Obviamente, nos
está costando garantizar esta sostenibilidad medioambiental. Pero
afortunadamente numerosos gobiernos, entre los que destaca el gobierno español,
tiene un firme compromiso en este aspecto.
No obstante, hay una triste
realidad que se está abriendo paso, y es la incompetencia socialista para
gestionar los recursos medioambientales de una forma segura y protegiendo el
medioambiente. Si bien uno de los grandes problemas energéticos españoles son
las subvenciones a las energías renovables que están encareciendo el coste
eléctrico, paradójicamente se siguen manteniendo subvenciones y ayudas al
carbón, para cerrar una mala gestión realizada en Asturias durante años.
No podemos olvidar que
medioambientalmente seguimos a la cola de todas las comunidades: ¿cómo es
posible que se produzcan sucesos, como los acontecidos en Gijón, y se diluyan
de una forma vergonzosa las responsabilidades políticas? Enumeremos los hechos:
1. Numerosos
estudios internacionales sobre la emisión de partículas contaminantes aseguran
que Gijón será la ciudad española más contaminada en 20 años.
2. Nubes
de carbón que oscurecen el atractivo costero de la ciudad de Gijón.
3. La
nueva realidad automovilística en cuanto a la emisión de gases contaminantes
por motores diésel.
Si bien el último aspecto
requiere de una respuesta coordinada por parte de las instituciones
internacionales, no se puede negar que los otros dos aspectos son claras
competencias regionales y locales. El gobierno regional (PSOE) evita las
confrontaciones en la junta y para más agravio, no realizan los pertinentes
controles (porque está claro que los controles fallan si nuestras emisiones
están por encima de las permitidas). Por otro lado, el ayuntamiento local de
Gijón no sólo no toma medidas, sino que espera que seamos los ciudadanos los
que elaboremos estas medidas, cuando es su trabajo y no tenemos acceso a toda
la información supuestamente recabada.
En este contexto de clara
desprotección, el PP sigue luchando porque estos debates no caigan en el olvido
y se aprueben las correctas medidas para evitar que Gijón, o cualquier otra
ciudad, se convierta en la más contaminada de España (e incluso de Europa). ¿No
es la política medioambiental una política social, de esas con las que los
socialistas (y algún que otro “ciudadano”) se llenan la boca? En política hay
que cuidar todos y cada uno de los aspectos en los que se tiene competencias.
Si no se cuida lo que hay que cuidar, llegará la época de lamentaciones, y no
esperen estas irresponsabilidades pasen a formar parte del olvido.
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