domingo, 19 de enero de 2014

Socialismo bulevariano

La decisión del Consistorio burgalés de remodelar una calle céntrica ha colmado la paciencia de las fuerzas progresistas, que no han tenido más remedio que pasar a la acción.

Las manifestaciones de protesta contra el proyecto del Ayuntamiento han tenido las consecuencias habituales cuando el progresismo se lanza a la calle, con algunos contenedores ardiendo, agresiones a las fuerzas de seguridad y varias decenas de detenidos. Entre ellos hay algunos ladrones y maltratadores, pero todos con una rica vida interior y gran conciencia social.





Las protestas legítimas de los vecinos que se sienten perjudicados por estas obras están sirviendo desde el pasado sábado para que los detentadores de las esencias democráticas agudicen las contradicciones del sistema lanzando adoquines, argumento mucho más convincente que una pitada a las puertas del Consistorio o una manifestación pacífica por la vía urbana. La estudiantina ha decidido también sumarse a la lucha por recuperar la democracia en tierras burgalesas, con sus líderes académicos en plena labor de agitación para convencer a sus compañeros de pasar del insti y acudir a echarse unas carreras delante de la policía, ocasión perfecta para poner en práctica los conocimientos y valores aprehendidos en la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
Naturalmente, todo es culpa del Gobierno municipal de derechas, reacio a someterse al dictado de las fuerzas de progreso, porque, como es bien sabido, cuando la izquierda no gobierna la democracia no se ventila en el salón de plenos, sino en algaradas callejeras cuanto más violentas, mejor. El PSOE burgalés (como IU, por cierto), que también tenía previsto realizar ciertas reformas en la zona, se ha sumado a esta lucha ciudadana acusando al gobierno municipal de crear un problema social. Y tienen toda la razón los socialistas, porque de estar ellos gobernando el mismo bulevar proyectado habría sido celebrado por los que hoy protestan como un espléndido ejemplo de embellecimiento urbano, y la presunta reducción de plazas de aparcamiento una manera eficaz de luchar contra la contaminación y el cambio climático.

La izquierda siempre ha tenido como gran objetivo educar a la ciudadanía para evitar los problemas actuales. Sin el adecuado adoctrinamiento, la gente es capaz de votar a otros partidos, obligando después a las fuerzas progresistas a adoptar soluciones drásticas. Y como el centrismo español no se distingue precisamente por su lucha en el terreno de las ideas, al final pasa lo que pasa. Lo de Burgos y su socialismo bulevariano. Un simple aperitivo de lo que cabe esperar de aquí a las próximas elecciones.

PABLO MOLINA, LIBERTADDIGITAL.COM

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