lunes, 21 de enero de 2013

¡Sé tú mismo, afíliate!


Seamos directos, estamos en tela de juicio. Recientemente, ha saltado al ruedo un tema que ha causado un gran revuelo mediático en las redes sociales y en cualquier medio de acceso más o menos público. Y para poder localizar el origen de este problema no hay que acudir demasiado lejos, el mismo ha radicado en nuestro propio partido en palabras de una de nuestras más conocidas integrantes. Sigamos siendo directos, ¿sobran las “Nuevas Generaciones” de los partidos?. Yo, perdonen que me defina, pero me caracterizo por ser menos superficial que el resto. No creo que las declaraciones efectuadas por Ana Botella tuviesen el contenido que se les ha dado. Es más, creo que trataban de darnos una idea de algo que en todas partes hace falta mejorar.

A mi juicio, Ana Botella ha criticado la existencia, en todas las organizaciones juveniles, de personas cuya única dedicación es el partido. Dicho así, parece una crueldad extrema y unas declaraciones muy desafortunadas. No obstante, ella tampoco pretendía criticar a las personas dedicadas al partido, ni a las que van a todo y pierden su tiempo en desplazarse, colaborar, llamar a la gente y defender sus ideas. Bajo mi punto de vista, ella pretendía atacar el alma de las personas que realizan estos comportamientos. No, no me he vuelto un loco existencialista, tampoco pretendo ser un místico, cuando me refiero al alma, al espíritu, hablo del fondo, de la intención que mueve a estas personas.

Para la alcaldesa de la Villa de Madrid son totalmente reprobables y dignos de erradicación todos aquellos comportamientos, todas aquellas personas, que lo único que tratan es de participar en un partido como vehículo a fines egoístas. Están ahí de forma neutra, como un vaso de agua que quita la sed, cumplen su función, pero si no tuviesen en su fuero interno la constancia de que eso les va a repercutir en un beneficio no seguirían ahí. Al fin y al cabo, como decía el poeta, “el beso por reglamento nunca se da con sentimiento”. No podemos permitir que en ninguna organización, de carácter público y vinculada a la sociedad, aparezcan personas con egoísmos que desplacen ese fin social.

¿Qué es lo que ocurre en una organización pública (sea en su vertiente sénior, o en su apartado juvenil) cuando los fines que persigue se subordinan a intereses personales?. Pues la respuesta es muy sencilla, que toda su vocación pública desaparece. Si una persona entra en un sitio con una idea, tratará de rodearse de gente que le ayude a prosperar en esa idea, apartará a quienes no estén de acuerdo y a quienes le vayan a impedir lograr esos resultados. A su vez, empleará su cargo y lo agotará hasta la extenuación, se enquistará en su poltrona y, cual casa que nunca abre las ventanas, no dejará entrar aire fresco que de un poco de vida y color a la organización sobre la que reina. Y a mi juicio esto es lo que ha criticado Ana Botella.

Nuevamente surge una pregunta, ¿por qué habla de jóvenes que se tienen que dedicar a algo antes de entrar en la política?. Esto es fundamental, esto resulta casi insalvable. Cuando nos dedicamos al gobierno de la Polis, cuando nos dedicamos a ser participantes en lo público, hemos de tener una formación del campo de actividad que nos queremos hacer cargo. No es ni raro, ni tampoco infrecuente, que la igualdad que rige en la democracia haga que cualquiera pueda votar y opinar sobre cualquier asunto. Esto nos enriquece en cuanto a puntos de vista, nos refuerza como defensores de los Derechos Fundamentales, pero a su vez nos lastra con el velo de la ignorancia. Al final no prima la mejor opinión (la democracia no entiende de mejorías) sino que prima la opinión más popular. Si al menos los gestores, los defensores de lo público, los políticos que tienen que dirigir las distintas áreas sociales, estuviesen formados en las competencias que van a asumir, podríamos tener la garantía de que al menos poseen un norte en sus actuaciones y que actúan con un rumbo, con una ciencia y un saber detrás. Un crío de 18 años puede conocer de muchas cosas, puede haber vivido mucho, puede saber a la perfección la problemática que le rodea, pero si arrastra ese conocimiento hasta los 32 años, cuando abandone la agrupación juvenil y pase a la política de “mayores”, se verá claramente poco formado para las nuevas responsabilidades que va a asumir (economía, política agraria, sector público, empleo, etc…)

No obstante, no todo iba a ser malo. Me gustaría hacer un alegato a favor de los “daños colaterales” de estas declaraciones. El matrimonio entre ideología y personalidad nace antes o después en el ser humano. Hay gente que desarrolla inquietudes tras ver una película, al finalizar una lectura de un libro, siguiendo una canción. Esas inquietudes que nacen y se gestan cual embrión humano, poco a poco se van completando y conformando con muchos factores tales como la forma de entender la familia, los amigos, la ciudad en la que residimos, la naturaleza que nos rodea. Pese a que no todo el mundo quiera poner una tilde a su carácter (no a la palabra, sino al contenido de la misma) y exteriorizar esa personalidad, hay gente que desde muy joven se afilia a partidos políticos con la finalidad de poder colaborar con sus afines y tratar de mejorar su visión del mundo. Esta gente se levanta a altas horas de la madrugada para poder ir de interventor 12 horas unas votaciones, se acuesta a las tantas tras una pegada de carteles, mantiene blogs como este en activo, actualiza redes sociales, realiza actividades, hace talleres formativos, ayuda a dar voz a muchos jóvenes y causas que no se atreven o no pueden manifestarse. En definitiva, luchan por lo que creen y lo hacen sin esperar nada a cambio. Aunque sí que esperan algo a cambio, ni más ni menos que hacer de su país, su territorio, su ciudad, un lugar mejor y más acorde con la idea justa que quieren defender.

A todas estas personas, que integran las Nuevas Generaciones de cualquier partido en cualquier parte del mundo. Que en ocasiones no lo tienen nada fácil por los distintos elementos geopolíticos que se dan en nuestro planeta. A todos ellos les doy un profundo abrazo y mi más sincera gratitud. Muchas de las personas que admiráis y esperáis llegar a ser algún día, empezaron como vosotros. Y especialmente me gustaría dar las gracias y el reconocimiento a nuestra agrupación, ya que ni este blog, ni este “bloggero” existirían sin el esfuerzo y las ganas de realizar actividades que demuestran. A todos vosotros, gracias, nunca sobraréis.

ALEJANDRO LÓPEZ FERNÁNDEZ, MILITANTE DE NUEVAS GENERACIONES DEL PP DE GIJÓN.

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