Es bueno que el socialismo se bata en retirada. En la situación actual, además, cuantas menos parcelas de poder ocupe más fácil resultará salir de la crisis, porque la presencia de socialistas en cualquier órgano de gobierno sólo sirve para garantizar el agravamiento de la depresión económica y el aumento de la corrupción social. Desde esta perspectiva, la derrota severísima del PSOE en las autonómicas y municipales del pasado domingo ha sido lo mejor que podía ocurrirle a España en términos de higiene política. Sólo cabe esperar que este trompazo monumental sea el preludio del desastre todavía mayor que espera a ZP –o quien le sustituya en la funeraria socialista– en las elecciones generales que presumiblemente tendrán lugar este otoño.
Nada mejor para el país que este PSOE se convierta en un elemento exótico en el decorado político, a caballo entre una presencia testimonial en las cortes y la marginalidad extraparlamentaria, con dos décadas por delante para hacer congresos, regenerarse y jubilar aunque sólo sea por imperativos biológicos a los Rubalcabas, los Bonos y los Solanas, rostros crepusculares de un socialismo desvencijado que –cómo será el desastre zapateril–, amenazan con convertirse en la gran esperanza para su regeneración política.
La mayoría de analistas opina que el desplome total del PSOE sería muy malo para la democracia, que es tanto como decir que la desaparición de la contaminación atmosférica resulta perjudicial para las vías respiratorias. Al contrario. Sin la polución socialista, el medio ambiente democrático mejoraría de forma espectacular, como han comprobado suficientemente los ciudadanos que han estado bajo el yugo del PSOE durante más de un lustro.
En esta línea, la decisión de Carmen Chacón de ordenar a su corneta, con perdón, que toque a retirada carece de relevancia respecto al objetivo fundamental que debe preocupar a los ciudadanos conscientes, que no es otro que el PSOE se hunda en las simas electorales cuanto más abajo mejor, pues por muy profundo que llegue a embarrancar y por más tiempo que permanezca en ese abismo no pagará suficientemente todo el daño que ha hecho a la nación española y a sus ciudadanos.
Ni la naturaleza ni la política permiten la existencia de espacios vacíos, es cierto, pero hay partidos de obediencia socialista más que suficientes para ocupar el lugar que el PSOE mantiene todavía en el espectro ideológico. Una desbandada general de los socialistas facilitaría mucho esta regeneración de las siglas, que tanta falta viene haciendo en la izquierda española desde hace varias décadas.
Y el PSOE "auténtico" que lo herede Chacón, que para eso es la única que todavía se declara en público ferviente admiradora de ZP. No se rían. Hay funerarias que se mantienen dignísimamente y dando beneficios con mucha menos clientela.
PABLO MOLINA, LIBERTADDIGITAL.COM
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