Hace un par de semanas fui a escuchar la poesía de uno de los autores contemporáneos más relevantes, a fin de encontrarme identificado con sus versos. El acto estaba acompañado de un violín, tocado magistralmente por una mujer. Como “novedad” de la velada, el autor dejó un turno abierto de preguntas del público. Digo novedad, porque es bastante poco si lo que se quiere es hacer un recital diferente. Pero a lo que nos compete, en ese turno de preguntas, ante una inocente pregunta sobre el estado de salud de la romántica técnica de escritura, el autor, que venía con ganas, encontró lo que quería.
Y lo que quería, era que alguien le pusiera en bandeja un trampolín para poder lanzarse libremente, encontrarse con sus vísceras y por una esperpéntica razón que no puedo comprender, encarrilar su alocución hacia un ataque desinhibido a cualquier tendencia ideológica que no fuera la suya. Eso es, exactamente, lo que nadie entiende: cómo un recital poético trata de imponer, hacer dogmas de fe y ser incapaz de entender otros puntos de vista. Eso es contracultura y “antipoesía” si me permiten este neologismo.
No sé si miró el calendario o alguien le dijo que estábamos en época de elecciones, pero lo que sí sé es que no miró el calendario de su reloj, pues lo tenía y lo tiene atrasado. Uno pretende esconderse de la realidad actual de mitin, de musiquilla electoral, del vota esto o lo otro refugiándose en un aula cultural, pero ahí tampoco. Todos los frentes son buenos para movilizar a la izquierda, la misma que utiliza de escudo y arma arrojadiza lo que tanto dice defender, algo que dicen tener en propiedad exclusiva, la cultura. Pues bien señor mío, si hubiera querido que alguien me bombardeara con su oratoria, me hubiera ido a un mitin del PC. Pero a lo que íbamos todos es a oír música hecha solo con palabras, y escuchamos la tercera guerra mundial sin comerlo ni beberlo. ¿A qué motivos responde eso de “cuidado que viene la derecha”? ¿A que se haya realizado un programa electoral que consigue dinamizar las ofertas en cultura? ¿A que el PP de Gijón haya redactado una declaración de intenciones novedosa y valiente en ese ámbito?
Llevamos veinte años con los mismos medios para desarrollo y difusión de la cultura, que han resultado, es cierto, pero es que la gente tiene inquietudes, y nuestros vecinos tienen que ir a mendigar por un espacio cultural, mientras el responsable de turno está sentado cómodamente en su silla esperando. Pues no, que sea la administración la que proponga y la que vaya a por la gente con inquietudes, porque hay asociaciones que se dedican a numerosas actividades culturales, a las cuales se les puede ofrecer y no esperar a que siempre sean estas las que vengan con sus ideas a salvarle el mes al responsable de un centro. Y esto lo propone un partido que no es, precisamente, de izquierdas. A ver si ahora, doy ideas a alguien para escribir en verso.
VÍCTOR ÁLVAREZ SUÁREZ, COORDINADOR DE POLÍTICAS SOCIALES DE NN.GG. DEL PARTIDO POPULAR DE GIJÓN
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