domingo, 9 de enero de 2011

Entrevista a Ovidio Sánchez, Presidente del PP de Asturias

Ovidio Sánchez, Presidente del PP de Asturias.
«Ahora, cuando el PP va a ganar otra vez, viene Cascos y quiere volver a romper el partido»


OVIEDO, J. E. MENCÍA Ovidio Sánchez Díaz (Pola de Laviana, 1952) ha permanecido casi en la clandestinidad durante toda la crisis que vivió el PP asturiano por la elección de candidato. Hoy rompe su silencio en LA NUEVA ESPAÑA y habla más claro que nunca: el PP ganará si Cascos no quiere entregar la victoria al PSOE; cada vez que el ex ministro se acerca a Asturias fractura el partido; el ex vicepresidente se fue por una perreta y cualquier aventura política que emprenda será de corto recorrido. Abogado, casado y con dos hijos, presidente del PP asturiano desde 1999, tras un fratricidio de tintes idénticos a éste, habla en esta entrevista de todo lo que pasó en estos meses.

-Espere, espere, que voy a dar un titular: El PP va a ganar las elecciones en Asturias, lo dicen todas las encuestas? ganará, salvo que Cascos quiera que gane el PSOE.

-Algunas encuestas dicen que ganará Cascos?

-Lo único claro que dicen es que Cascos puede hacer que pierda el PP, hacer daño y favorecer al PSOE.

-Y que puede ganar.

-Estos partidos personalistas no tienen recorrido.

-¿Quién manda en el PP asturiano, usted o De Lorenzo?

-Es un topicazo que dice Cascos para ocultar que no tiene argumentos, que sólo va de una riña en otra, de una pataleta en otra... El PP lo presido yo.

-¿Entonces no tiró los galones?

-No, nunca. El Partido lo presido yo porque gané los congresos, porque me apoyaron los militantes? El poder lo ejerzo yo con otros dirigentes que ganaron congresos locales y con el presidente nacional, que también ganó congresos, especialmente el de Valencia, donde nació este movimiento de apertura del partido que algunos como Cascos no comparten y que hizo que se autoexcluyeran.

-Usted y De Lorenzo han tenido sus rifirrafes.

-En política hay encuentros y desencuentros, lo inteligente es superarlos. Un partido está integrado por personas y pasan cosas así, pero lo importante es buscar puntos de encuentros y defender el mismo proyecto, no irse del partido porque tuviste un roce con alguien.

-Nunca les gustó esa idea de hacer a Cascos candidato, ¿no?

-Cascos pegó un portazo en 2004 y se fue. Luego aparecería puntualmente antes de las elecciones, siempre atacando a los compañeros, no colaborando, sin venir a un solo mitin... Estaba totalmente distante de la organización. Lo conocíamos sólo por los enfrentamientos, con Pilar Fernández Pardo o con Ramón García Cañal, por temas que no eran agradables. Y nunca se presentó como tal candidato. Si hubiera querido trabajar con el partido, habríamos estado encantados. Por eso fui a pedírselo a Rajoy. Cascos nos contestó con un portazo en las narices.

-¿Le dijo alguna vez que quería ser cabeza de lista?

-Nunca.

-¿Y por qué lo propuso?

-Había gente que presionaba, que creía que podía ser un buen candidato y fui a decírselo a Mariano? Que decida él, pensé; nosotros, encantados. El PP asturiano estaba dispuesto a trabajar con Cascos.

-Si estaban tan convencidos, ¿por qué acabó así?

-Si hubiera respetado al partido, no habría existido ningún problema para que fuera candidato. Hasta dirigentes como Joaquín Aréstegui salieron apoyando la operación.

-Pero Cascos no quería ser un florero?

-No puedo decir nada de lo que quería. Conmigo no habló; sólo sé que mandó un informe diciendo que había que echar a los dirigentes, que empezaron los homenajes, recogidas de firmas y las acusaciones? Sí, ciertamente, fue evidente que no le gustaba lo que había.

-¿Le dijo Rajoy en algún momento que no quería a Cascos?

-No, nunca.

-¿Y cómo pasó de pedir que fuera candidato a rechazarlo si nadie le dijo nada?

-Ocurrieron cosas sorprendentes, empezaron los autohomenajes al margen del partido y después trasciende esto (abre un cajón y saca el documento que Cascos le envió a Ana Mato pidiendo un congreso para renovar a la dirección en Asturias). Nos enteramos de que la dirección nacional habló con él y que Cascos, lejos de querer trabajar con el partido, quería trabajar contra el partido, por lo menos contra los dirigentes elegidos en el último congreso a los que, a su juicio, había que echar de inmediato. Pedía un congreso extraordinario y esa situación era insostenible.

-O sea, vieron la motosierra.

-(Se ríe) Algo así. Están también esos entornos que hacían fiestas, organizaciones al margen del partido que mandaban un mensaje claro: no queremos saber nada del PP. Respeto a quien acudió, aunque muchos no eran militantes, otros habían perdido congresos, otros estaban expulsados... el casquismo era una especie de sindicato del cabreo que demostraba que no había un proyecto sino un ajuste de cuentas.

-¿Los órganos que eligieron a Pérez-Espinosa son los competentes para ello?

-Sí. No entiendo por qué hablan de falta de democracia. Se hacía así cuando estaba Cascos, son los órganos que siempre han decidido. Esto no es un partido asambleario, es un partido de congresos. Los liderazgos salen de los congresos, teoría, por cierto, muy del agrado de Cascos. En Avilés, en 1998, cuando la crisis que lo enfrentó con Sergio Marqués (muestra un recorte de prensa y lee), Álvarez-Cascos tuvo palabras de elogio para Isidro Fernández Rozada, a quien animó a seguir ejerciendo su liderazgo y a quien reconoció como? y esto va entrecomillado porque son palabras de Cascos, «el único que tiene legitimidad para representar la voluntad mayoritaria de los afiliados en Asturias en virtud de los votos secretos de un congreso». (Deja la hoja sobre la mesa). Uno queda perplejo cuando oye que no hay democracia en este partido. Pero, ¿los órganos del partido y los cargos, de dónde salimos? De un congreso.

-Los órganos no se reúnen.

-¿Cómo que no se reúnen? Se reunieron desde que se celebró el congreso hasta el pasado abril. El comité se reunió once veces desde el congreso de 2009, me gustaría saber cuánto se reúnen los comités en cualquier estructura del partido.

-¿Y la junta directiva? ¿No lleva tres años sin convocarse?

-La junta se reunió sólo una vez porque es el máximo órgano entre congresos y no hubo asuntos que lo requirieran.

-¿No lo era la candidatura?

-Sí, podría haberse convocado para tratar este asunto, pero no queríamos que esto fuera un espectáculo. En abril empezaron las tensiones, luego había gente convocando manifestaciones, iban a los plenos a gritar, con pancartas, y pensamos que era mejor esperar a ver si se sosegaba el ambiente. Pero los casquistas tenían oportunidad de convocarla, los estatutos prevén que puedan pedirlo. La junta directiva podían haberla pedido con la firma de unos 120 de sus miembros. Dicen que tienen miles de afiliados detrás y resulta que son incapaces de lograr que les firmen algo más de cien miembros de la junta directiva para pedir una reunión.

-¿Duda de la valía de las siete mil firmas en favor de Cascos?

-No sé las que son, no las vi. Eso de las firmas siempre es de grupos minoritarios, la gente que tiene apoyos suficientes da la cara en los congresos, no se esconde en recogidas de firmas. La democracia está en los congresos y en seguir las normas de la organización. Cuando andas con firmas es que no tienes mucha representación, nadie sabe cómo se recogen? Hubo firmantes que denunciaron presiones y engaños, vimos incluso cómo se pedían a la salida de funerales? Comprenderá que tenga dudas.

-¿Hacen falta primarias?

-Este partido tiene unos estatutos que se aprueban en cada congreso, cada tres años, y esas reglas no contemplan primarias, ni ahora, ni antes en la época de Cascos. ¿Hay gente que piensa que son necesarias? Pues que lo proponga en el próximo congreso, se vota y está. ¿Ponemos primarias en Asturias y no en el resto de España?

-Cascos reclamaba un congreso con el voto directo del afiliado.

-¿Qué razones hay aquí para hacer eso? ¿Qué problema había?

-El mismo que en Baleares.

-Eso fue un disparate. En Baleares no había presidenta porque se fue de eurodiputada, además había unas dificultades específicas que salen suficientemente a menudo en la prensa (varios miembros de la dirección estaban imputados por corrupción) como para seguir mencionándolas aquí, era algo puramente excepcional. Ninguna de esas circunstancias se da en Asturias.

-Cascos dijo esta semana que el congreso que quería era ordinario.

-¿Cómo va a pedir un congreso ordinario? Este hombre olvidó los estatutos. Se acuerda sólo de lo que le da la gana. Los estatutos dicen (toma un libro pequeño y lee): «El congreso es el máximo órgano del partido. Será de naturaleza ordinaria o extraordinaria, según se celebre por expiración del mandato temporal o como consecuencia de situaciones especiales no vinculadas a ese hecho». (Deja el libro sobre la mesa). Es decir, el congreso ordinario no se celebra hasta que acaba el mandato. Además, volvemos a lo mismo, ellos pueden pedir el congreso, sólo tienen que recabar las firmas suficientes para reunir la junta directiva y pedirlo. No podemos guiarnos por las ocurrencias, si me va bien pido esto y si me va mal, lo otro. Curioso, siempre que Cascos interviene para algo en el PP de Asturias, hay una crisis que favorece al PSOE.

-¿Por qué no se presentó Cascos en el congreso de 2008?

-Supongo que porque entonces no tenía ningún interés por Asturias. No era un trámite difícil si hubiera querido.

-Esperanza Aguirre también quiere congreso en Asturias?

-Tenemos que respetarnos más. Nosotros estuvimos callados cuando ella tuvo los grandes líos en Madrid. Hablamos en una ocasión del problema y se mostró extrañada cuando le dije que Cascos no me cogía el teléfono.

-¿Había una operación encubierta contra Rajoy?

-Algunos interpretaron eso, sobre todo a nivel nacional. Fue por los apoyos encarnizados que recibió Cascos desde algunos sectores contrarios a Rajoy, y prefiero no dar nombres.

-Con quien sí habló Cascos fue con Gabino de Lorenzo, pero no debió resultar muy satisfactorio.

-Creo que en algún momento sí debió de serlo, pero eso deben contarlo ellos. Lo que nadie entiende es que nosotros estuviéramos dispuestos a apoyarlo como candidato y que él ni siquiera hablara con nosotros. Si tenía interés y era verdad que quería ir, no se qué problema había. Por eso tengo muchas dudas de que él quisiera ser candidato, más bien creo que se trata de enfrentamientos personales, insatisfacciones políticas y aspiraciones en el ámbito nacional.

-¿Tenía más ganas de vengarse que de ser candidato?

-Da esa sensación, que eran problemas personales. Nadie puede entender que si alguien quiere ser candidato no lo diga. No sólo debería decirlo sino que incluso sentirse orgulloso. Si todo lo reduces a que tú dijiste que a mí me dijeron y a tergiversar las cosas diciendo que te insultan porque te llaman galáctico, no estamos en la misma sintonía.

-Sobre los insultos: Cascos dice que se va porque Génova no actuó contra los que lo insultaron y para demostrarlo esgrime varias denuncias ante la dirección nacional; parece que alguna del año 2004...

-No he visto las denuncias, pero si es así tuvo tiempo a decidir antes y no al día siguiente de que lo rechazaran como candidato. Además, si aquí hablamos de insultos, desgraciadamente hubo mucha gente, yo incluido, que sufrimos públicamente sus ataques: nos llamó de todo, desde «ilegítimos» hasta «cáncer del partido» o «acéfalos».

-Y no hubo sanciones.

-No, el partido no es un órgano judicial, lo que intenta es arreglar las cosas y no castigar; no echar más leña al fuego, sino buscar soluciones.

-El ex ministro dice que la actual crisis sólo se parece a la de 1998 en los insultos. Que entonces Gabino de Lorenzo insultó a Marqués.

-Esto es igual que lo de Marqués, es clavado en casi todo.

-¿Qué pasó entonces con los insultos?

-Que yo sepa, no hubo ningún expediente y Cascos era secretario general. Luego Marqués se fue y montó otro partido. Fue un error, estos partidos tienen patas muy cortas. Los cabreos tienen su momento, pero la gente no vive de los cabreos de uno.

-No es serio reunirse en un bar y decidir allí el candidato.

-Los estatutos señalan que al candidato deben nombrarlo los órganos nacionales y en esa reunión se pulsó la opinión de la mayoría de las juntas, que representaban al ochenta por ciento del partido. Para mantener una opinión no es necesario ir a la sede, otra cosa sería haber tomado una decisión; pero la tomó quien debía tomarla: el comité electoral nacional.

-Resulta extraño que el comité nacional decidiera sin una reunión previa del comité regional para que propusiera.

-Hay muchas posibilidades. A mí me nombraron desde Madrid antes de confirmarme en Asturias.

-¿Quién?

-Supongo que Cascos, que era secretario general. A Sergio Marqués se le nombró aquí sin reunir el comité electoral; fue en una visita de Aznar...

-¿Quién lo decidió?

-El secretario general era Álvarez-Cascos. Eso lo saben bien Isidro Fernández Rozada y Ramón García Cañal. Hay fórmulas variadas, pero la fundamental es la que sigue los estatutos, que establecen que es una competencia nacional. Y ahora se hizo así, lo hizo el órgano competente siguiendo las nomas e incluso hubo discusión en el comité porque no hubo unanimidad. ¿Qué más democracia quieren?

-Otra crítica. Dijeron que Cascos tenía el mejor currículum político? Defienda la opción de Isabel Pérez-Espinosa frente a la del ex ministro.

-Es muy fácil, Cascos se autoexcluye y pega un portazo, mientras Isabel representa lo que quiere ser este partido. Rajoy inició en Valencia una encomienda muy importante: avanzar en las incorporaciones. La más significativa fue la de Cospedal. Hay un cambio de generación sin excluir a nadie, aunque hay gente que no se lo toma bien. Isabel entra muy bien en ese proyecto, en el nacional y en el regional. En lugar de buscar viejas glorias, se dan oportunidades a gente de treinta a cuarenta y pico años que tiene una gran experiencia. Isabel fue diputada y vicepresidenta del Parlamento asturiano, y ha tenido responsabilidades en el Ayuntamiento de Oviedo; además mantiene una gran vinculación con Gijón. Representa la Asturias no localista.

-El casquismo dice que las bases están con ellos.

-Las bases se miden en los congresos, lo otro es demagogia, las bases hablaron en el congreso y dijeron que el presidente soy yo, y como tal ejecuto. (Saca otro recorte del 6 de julio de 1998 y cita a Casco): «No estoy dispuesto a retroceder a estas alturas de mi vida a las cavernas del fulanismo, no encontrarán ustedes un casquista en el partido, la legitimidad del partido la dan los afiliados?» (Guarda la hoja). Está claro, son sus palabras.

-Otra cita de Cascos más reciente: «El PP es el partido de la derrota».

-La mayor derrota que hubo en unas elecciones autonómicas fue en 1983 y era Cascos el candidato. Y la derrota de 1999 también es fruto de él: gracias a la crisis entre Cascos y Marqués perdimos seis diputados y, ¡ojo!, las encuestas le daban luego a Marqués trece o catorce diputados y sacó tres, y eso que era presidente del Gobierno. Desde entonces hemos recuperado resultados trabajando muchísimo, pasamos de quince diputados a veinte y las últimas elecciones las perdimos sólo por el voto emigrante. Ahora, cuando estamos para ganar otra vez, aparece Cascos y dice que hay que volver a romper el partido.

-Raro esto que hacen ustedes: cuando las encuestas les dan la victoria, la tiran por la ventana.

-Lo que no se puede es estar fuera de la política en los años duros y querer venir ahora, pero no a unir y a sumar, sino a dividir y a que vuelva a ganar el PSOE. Aunque yo creo que no se presentará, es más, lo deseo.

-¿Y la teoría de Cascos del pacto PSOE-PP para repartirse Asturias?

-Es algo estrafalario. Que me digan cómo se hace eso, quién controla a los votantes. Es una falta de respeto a todos los que trabajan día a día en el partido. Ahora que íbamos a ganar, eso sí que lo dicen todas las encuestas, ahora llega Cascos y raja la pelota. Si comete el mismo error que en 1999, es evidente que lo que va a lograr es que no cambie la situación y siga el PSOE.

-¿Entiende la renuncia de Cascos a la militancia?

-Yo creo que la única razón que hay es una perreta, un cabreo, la verdad es que no veo otro fondo.

-¿Rajoy le dio alas? Cascos dice que le contó en dos ocasiones que lo apoyaba como candidato.

-Me cuesta mucho trabajo creer eso. Tengo muy buen trato con Rajoy, un trato asiduo, y por ello, igual que a mí nunca me dijo que no quería a Cascos, dudo que al ex ministro le haya dicho que iba a ser candidato y que a mí no me dijera nada. Rajoy no es hombre de indiscreciones.

-¿Y los seguidores de Cascos que siguen en el PP?

-La gente que está en el PP quiere que gane el PP y trabaja para ello. No tiene sentido seguir en el partido si no es así, agotar la legislatura y luego marchar con no sé quién. El elemento fundamental de las fuerzas políticas es la lealtad.

-¿Entiende el comportamiento de Fernández Rozada?

-No esperaba otra cosa de Rozada, él lo explicó, lleva en el PP toda la vida. Era normal que siguiera, como también fue normal que apoyara otra opción, la que él consideró que era mejor; pero una vez que habla la dirección del partido, también era normal que Rozada acatara la decisión. También entiendo al que por coherencia se va a casa, está en su derecho.

-¿Y la del resto de diputados casquistas que siguen en la Junta?

-Me parecen dignas tanto la decisión de quienes corrigen y se quedan como la de los que se van. Es impresentable quedarse estando en contra.

-¿Cuántas bajas hay ya? Hablan de doscientas, trescientas?

-Muy pocas. En un partido de casi veintidós mil afiliados, serían muy pocas, pero lo cierto es que no llegan ni a eso: en estos momentos hay más altas que bajas. Las bajas son todas respetables, pero me parece que van a ser insignificantes; hay pocas relevantes. Por ejemplo, que me digan que se dio de baja Enrique Álvarez Sostres, ¿y qué? Pero si lo único que tuvo en el partido fue los cargos que le di yo. ¿Y González Landa, el presidente del Club de Regatas de Gijón? Si sólo lleva cuatro o cinco años en el partido... No son militantes activos.

-¿Cómo es que hay más altas?

-Es lo normal, el partido está al alza y hay bastantes altas todos los meses; pero normalmente no se hace público, ni había interés por saberlo. Decían que tenían siete mil firmas, menos incluso que Juan Morales y Sergio Marqués, pero las bajas van a ser muchas menos. No se puede fiar uno de las firmas y los apoyos, alguna encuesta dice que el 67 por ciento de los votantes del PP quiere a Cascos, y cuando Sergio Marqués era el 96 por ciento. ¿Dónde se mide eso? Si Marqués sacó sólo tres diputados y al final desapareció... Lo importante es que haya un partido único de centro-derecha; si Cascos hace su partido, lo que logrará será que gane el PSOE. Espero que haya cordura.

-Vagos, eso lo llaman a usted y a Rajoy por esperar sentados los votos?

-Lo dice alguien que lleva siete años de vacaciones mientras otros estábamos aquí en momentos muy duros, tras el atentado del 11-M, en la derrota? Hubo gente que se fue a casa y otros que quedamos. Que nos miren los kilómetros que hacemos por Asturias, casi cien mil al año en mi caso, y las iniciativas parlamentarias que impulsamos. Estoy orgulloso del trabajo del partido. En la Junta hemos presentado cerca de seis mil iniciativas parlamentarias? algún diputado casquista preparó diez de ellas.

-¿No sería Pelayo Roces? También denunció que usted tiene poca afición por el trabajo.

-No quiero personalizar en nadie, cada uno sabe lo que hizo.

-¿Empezó todo este lío cuando usted decidió quitar a Pelayo Roces como representante del PP en el consejo de Cajastur?

-No quiero entrar en ese asunto. Es agua pasada. Los problemas que tenemos ahora son otros.

-Dicen que detrás de todo también está la fusión de Cajastur y Caja Castilla-La Mancha, la región de Cospedal, enemistada con Cascos y para cuya culminación el asturiano supone una amenaza.

-Lo único que sé es que Cascos está en contra de la fusión, contra la postura del PP. Algo escribió sobre eso, pero cualquiera que examine la fusión podrá comprobar que es un acierto y un éxito para Asturias.

-¿Una Sociedad de Amigos del País para recuperar el orgullo de ser asturianos, como propone Cascos?

-Son fórmulas de otra época. Asturias demanda solidaridad y, por tanto, necesita de un gran país que es España, ya sea hablando de carbón, de fondos europeos, de infraestructuras. Desde el aislacionismo se construyen proyectos cortos. Sobre lo del orgullo, no creo que nos lo diga a los que estamos aquí y trabajamos aquí y sabemos lo que es esto, él se fue en 1989.

-El discurso asturianista? ¿lo conocía?

-Me parece algo trasnochado, sobre todo en momentos de una sociedad abierta y global. Todos los proyectos personales tienen corto recorrido, eso que él denostaba como fulanismo suele tener una vida corta. Aquí hace falta un gran partido nacional vinculado a Asturias. Además Rajoy va a mostrar su compromiso con Asturias.

-¿Con quién hará campaña Esperanza Aguirre?

-Con el Partido Popular, sin duda (se ríe). Me apena estar perdiendo el tiempo en guerras internas, cuando lo que los ciudadanos quieren son respuestas a sus problemas, no preocuparse de si uno se lleva mal con no sé quién. Por eso estamos trabajando ya en las elecciones, que son unas primarias de las generales de 2012.

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