sábado, 4 de julio de 2015

Lápiz y papel

En el mundo de la ciencia, se considera que el mejor experimento es aquel que puedes hacer con lápiz y papel, no aquel que proporciona datos asombrosos. De igual manera podemos extrapolar esta idea a la política. La mejor inversión pública que se puede hacer es aquella que se hace con “lápiz y papel”, es decir, aquella en la que nos planteemos inicialmente el problema.

En los numerosos debates que podemos seguir, un tema tabú es el “gasto público”. Entre los políticos que lo usan como bandera de su gestión anterior y los políticos que creen que un incremento del mismo es la solución a todo, intentar plantear esta cuestión es imposible.

En un contexto en el que los ingresos del Estado disminuyeron considerablemente (recordemos el año 2010), era absolutamente necesario replantearse todos los gastos del Estado. Esta medida fue tomada tanto por España como por todos los países de la Eurozona. Obviamente aquí surgió el eterno debate: por un lado están los defensores de aumentar el gasto y, por otro lado, los defensores de replantearse el gasto público y optimizarlo. ¿Qué es lo mejor? Cojamos “lápiz y papel”.

Numerosos economistas advirtieron hace años que la economía española debía optimizar su gasto público. No sirve de nada meter más dinero en las instituciones si no has sabido detectar el problema de las mismas y no puedes garantizar que todo el dinero que has aumentado vaya a las mismas. ¿Cuál es el problema que reside en esta situación? La eficiencia. Las instituciones deben ser eficientes, el gasto público debe ser eficiente.

Desde el año 2011 España ha vivido un cambio de política económica. Por primera vez en varios años hemos tenido un gobierno que ha cogido “lápiz y papel” y ha optimizado el gasto público. Lo que algunos tachan de “recorte”, los inversores lo consideran “optimización”; lo que algunos tachan de “asfixia institucional”, los inversores lo consideran “eficiencia”. ¿Quién tiene la razón en este asunto? Por un lado podemos observar a Grecia, consigna del aumento descontrolado del gasto pública, y que se encuentra en un estado crítico. Por otro lado podemos observar a España, cuyo gobierno ha optimizado el gasto público, y es líder en crecimiento e inversión en la Eurozona. Saquen sus propias conclusiones.

Borja Pérez Díaz


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