En el mundo de la ciencia, se
considera que el mejor experimento es aquel que puedes hacer con lápiz y papel,
no aquel que proporciona datos asombrosos. De igual manera podemos extrapolar
esta idea a la política. La mejor inversión pública que se puede hacer es
aquella que se hace con “lápiz y papel”, es decir, aquella en la que nos planteemos
inicialmente el problema.
En los numerosos debates que
podemos seguir, un tema tabú es el “gasto público”. Entre los políticos que lo
usan como bandera de su gestión anterior y los políticos que creen que un
incremento del mismo es la solución a todo, intentar plantear esta cuestión es
imposible.
En un contexto en el que los
ingresos del Estado disminuyeron considerablemente (recordemos el año 2010),
era absolutamente necesario replantearse todos los gastos del Estado. Esta
medida fue tomada tanto por España como por todos los países de la Eurozona.
Obviamente aquí surgió el eterno debate: por un lado están los defensores de
aumentar el gasto y, por otro lado, los defensores de replantearse el gasto
público y optimizarlo. ¿Qué es lo mejor? Cojamos “lápiz y papel”.
Numerosos economistas advirtieron
hace años que la economía española debía optimizar su gasto público. No sirve
de nada meter más dinero en las instituciones si no has sabido detectar el
problema de las mismas y no puedes garantizar que todo el dinero que has
aumentado vaya a las mismas. ¿Cuál es el problema que reside en esta situación?
La eficiencia. Las instituciones deben ser eficientes, el gasto público debe
ser eficiente.
Desde el año 2011 España ha
vivido un cambio de política económica. Por primera vez en varios años hemos tenido un gobierno que ha cogido “lápiz y papel” y ha
optimizado el gasto público. Lo que algunos tachan de “recorte”, los inversores
lo consideran “optimización”; lo que algunos tachan de “asfixia institucional”,
los inversores lo consideran “eficiencia”. ¿Quién tiene la razón en este
asunto? Por un lado podemos observar a Grecia, consigna del aumento
descontrolado del gasto pública, y que se encuentra en un estado crítico. Por
otro lado podemos observar a España, cuyo gobierno ha optimizado el gasto
público, y es líder en crecimiento e inversión en la Eurozona. Saquen sus
propias conclusiones.
Borja Pérez Díaz
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