La responsabilidad por la destrucción de
empleo siempre se le imputa a los gobiernos. Pero no son ellos los
generadores de puestos de trabajo, lo son las empresas y la iniciativa
privada. Los gobiernos sólo deben crear las condiciones adecuadas para
que se produzca un crecimiento económico, una generación de riqueza que
lleve a la consiguiente creación de empleo.
El problema es que algunos responsables
políticos aún no han entendido estas nociones tan básicas y persisten en
un error histórico que siempre ha traído el mismo resultado: crisis
económicas, destrucción de puestos de trabajo y empobrecimiento de la
sociedad. Ellos sí creen que pueden generar empleo y, por ello, deciden
intervenir en la economía, alterándola y provocando consecuencias
catastróficas en la misma.
Esto es lo que ha venido ocurriendo en
Gijón durante muchos años. Los eternos gobiernos socialistas, fieles a
su ideario intervencionista, crearon una macroestructura pública que
convirtió al Ayuntamiento en la principal empresa del municipio; la que
más empleados tiene en nómina. No siendo esto suficiente, dichos
gobiernos también atendieron a la política del clientelismo y crearon
infinidad de “cargos de confianza”, así como empresas municipales de
dudosa necesidad, con las que se aseguraban perpetuarse en el poder.
La llegada de Foro Asturias al gobierno
municipal no ha cambiado la estructura económica del municipio. El
Ayuntamiento continúa siendo la mayor empresa de Gijón, los planes de
empleo público siguen siendo su gran propuesta para luchar contra el
paro, la asfixiante burocracia continúa siendo una seña de identidad, la
falta de transparencia en subvenciones y ayudas persiste y las tasas
municipales se han incrementado, castigando como nunca el bolsillo de
los gijoneses. A cambio, obra pública de mantenimiento y mejora que,
cuanto más se acercan las elecciones, más se intensifica. “El gobierno
es como un bebé: un canal de alimentación con un gran apetito por un
lado, y ningún sentido de la responsabilidad por el otro”, que diría el
genial Ronald Reagan.
Las consecuencias de todo esto las
pagamos los ciudadanos. Cada día nos despertamos con la noticia de
históricos negocios de Gijón que bajan la persiana, o de empresas
vitales en nuestro tejido económico que echan el cierre. Cuando te das
un paseo por nuestras calles impresiona contar el número de locales con
el cartel de “se traspasa”. Gijón se ha convertido en una ciudad muerta,
que no propicia las condiciones necesarias para la creación de pequeñas
y medianas empresas, la reactivación del comercio y, por tanto, para la
generación de empleo. Esto es el resultado de esa intervención en el
mercado, de ese endiosamiento de los gobiernos que pretenden alterar el
ritmo natural de las cosas y la iniciativa individual de las personas.
Gijón necesita un giro de 180º en su
política económica. Tiene que haber una adecuación de la estructura
pública a la realidad económica de la ciudad para que ésta se convierta
en un instrumento de ayuda a los ciudadanos y no en un obstáculo. Ha de
producirse una reducción notable de las tasas municipales, comenzando
por el IBI, y continuando con exenciones a autónomos y pequeños
comercios. También una mayor transparencia en la concesión de ayudas
públicas a emprendedores, así como un aumento de las mismas. Y una serie
de medidas urbanísticas que faciliten el acceso y la señalización de
los comercios de la ciudad y las áreas de mayor intensidad económica y
comercial.
DAVID GONZÁLEZ MEDINA, PRESIDENTE DE LA COMISIÓN EMPLEO PP ASTURIAS Y PRESIDENTE NUEVAS GENERACIONES PARTIDO POPULAR DE GIJÓN.
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