El pasado viernes pudimos
ver cómo un grupo de sindicalistas del SAT, encabezados por su
Secretario General Diego Cañamero, asaltaba otro supermercado y se
llevaba 20 carros de material escolar (por supuesto, sin pasar por
caja).
Desgraciadamente, no se
trata de un hecho aislado (y no me refiero a otros ataques hacia
empleados de estos supermercados o robos de comida en los mismos). La
propaganda por el hecho tiene más de un siglo de antigüedad.
Aunque los tiempos
cambian, no ha evolucionado así la significación del hecho, pues
estos comunistas aún mantienen que el impacto de una acción genera
más repercusión y, por tanto, es mucho más eficaz, que la palabra.
Dicho de otro modo, necesitan cometer delitos para convencer a
aquellos a quienes no han podido hacerlo en las urnas: acción frente
a palabra, anarquía frente a democracia.
En un estado de pleno
derecho, estas acciones son castigadas. No sólo porque estos delitos
se encuentran tipificados en nuestras leyes, sino porque la
ciudadanía ve con malos ojos una alteración del orden establecido,
una implantación del caos que se inmiscuye en nuestro modo de vida.
¿Por qué entonces da la
impresión de que este vandalismo queda impune? ¿Por qué no se lo
descontamos de sus dietas de parlamentario al fundador del SAT,
Sánchez Gordillo? ¿Por qué no van a la cárcel?
No es tan sencillo por
culpa del contexto actual en el que nos encontramos. Hemos errado en
la premisa. Montesquieu nos diría que vivimos en un estado de simple
derecho.
Cierto es que los
anarquistas Malatesta y Cafiero defendían el Regicidio como
propaganda por el hecho, pero no es menos cierto que asistimos a la
muerte simbólica de nuestra democracia en forma de corrupción y
otras intrigas palaciegas que, en ningún caso, acaban siendo
castigadas por la justicia.
Ya que hablamos de
asesinato, se asesina diariamente a la administración andaluza en el
momento en que se van sabiendo datos sobre fondos de reptiles,
empresas fantasma, comidas en forma de cursos de formación y demás
subvenciones ilegales... ¡En esto la Izquierda, sí que sabe
evolucionar!
Como último caso que me
gustaría citar, no trata de un asesinato (aunque por la presencia de
polícias, perros y registros bien podría parecerlo), sino de un
secuestro. El secuestro de la plaza del Lavaderu a manos del gobierno
local de FORO. Como no se contempla el secuestro de un lugar público
como delito, estos secuestradores quedarán impunes a nivel legal,
pero estoy convencido de que no quedarán así a nivel electoral.
Una vez persigamos y
condenemos firmemente estas actitudes, estoy convencido de que
dejaremos de aplaudir este tipo de vandalismo arcaico, que tanto daño
hace a nuestra imagen y a nuestra querida y ansiada democracia.
DIEGO LANZA FERNÁNDEZ,
SECRETARIO GENERAL NUEVAS GENERACIONES PARTIDO POPULAR DE GIJÓN.
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