Nunca un número había protagonizado tanto debate y tantos ríos de tinta
como el 6,5 de nota que propuso el ministro Wert como uno de los
requisitos para tener una beca al acceder a la Universidad. Un debate
que, en lugar de hacerse de forma sosegada, se ha pervertido para
convertirse en un campo minado de todo tipo de tópicos demagogos.
A Wert hay que reconocerle ya de entrada un mérito: enfrentarse al problema de las becas en España
que hasta ahora otros han evitado o incluso engordado para sacar
beneficio electoral. Es un hecho que en España existe un descontrol en
el sistema de becas, y que el gobierno de turno incluso las ha utilizado
indiscriminadamente para comprar el voto de los jóvenes.
El caso más escandaloso fue el de 'beca para todos'
que ofreció el Ejecutivo de Zapatero en 2008 (¡oh, casualidad! antes de
las elecciones generales de 2008) para estudiar idiomas en verano. Un
beca que realmente sirvió para que multitud de jóvenes fueran a
'estudiar' inglés a paraísos de vacaciones como Malta. Lo vi con mis
propios ojos: grupos de jóvenes en la playa de Paceville de Malta con
camisetas que decían 'gracias Zapatero por pagarme estas vacaciones'.
Nunca una camiseta había dicho tanto.
El problema es ahora mayor en época de crisis y ajuste. Todos conocemos casos sangrantes de compañeros que reciben becas
pese a no tener dificultades económicas o que se tiran diez años a la
bartola en la Universidad estudiando a su ritmo mientras se lo paga el
contribuyente. Si le pagamos a alguien, y en eso Wert tiene más razón
que un santo, es al menos para que dé unos resultados.
Por ello, es muy triste ver como la izquierda se ha echado al cuello del ministro,
en lugar de proponer o estudiarla, con todo tipo de argumentos, si es
que se pueden llamar así, que demuestran precisamente porque las leyes
educativas que han aprobado nos han hecho líderes en fracaso. Que Elena
Valenciano diga que la Educación “no es una competición de talentos”
demuestra que algunos están en las antípodas de lo que debe ser una
Educación basada en el esfuerzo y el talento.
A ver, señores del
PSOE, uno de los problemas de la Educación española es precisamente ese,
que no se valora, fomenta y premia el esfuerzo y el talento. La
competición entre los alumnos por ser mejores, si es sana y está bien
orientada por buenos profesores, es lo que hay que conseguir. No
rechazar. Por cierto, como consejo: cuando hablen de Universidad al
menos saquen a alguien con carrera.
Pero para triste y vergonzosa es la reacción de los rectores,
aquellos que deberían velar por la excelencia académica y que parece
ser que sólo velan por mantener su chiringuito de amigos colocados,
sueldos estratosféricos (se critica mucho el sueldo de los políticos
pero nadie abre la boca sobre las barbaridades que cobran algunos
rectores) y gastos superfluos en organismos y exposiciones de autobombo
innecesarias.
Rectores, y discúlpenme si generalizo, porque seguro
que los habrá decentes, en lugar de hacer autocrítica y ver cómo mejorar
el sistema, lo único que hacen es boicotear cualquier iniciativa que
suponga mejorarlo mediante perversiones de lenguaje de lo más mezquinas.
La más llamativa, la de una rectora que ni corta ni perezosa suelta que
la propuesta del ministro es “un ataque a la igualdad y la justicia que
tanto hemos peleado en muchos años”. Madre mía, quien la oiga creerá
que Wert ha propuesto prohibir la entrada de mujeres en la Universidad o
algo semejante. Señores, “igualdad” y “justicia” no son sinónimos de “mediocridad”.
Y ese es su problema y el de mucha gente de la izquierda, confundir la
igualdad de oportunidades en Educación con hacer a todo el mundo igual
en mediocridad, planos y sin esfuerzo.
La propuesta del 6,5 no ataca
a la igualdad y la justicia si se establece una renta mínima por debajo
de la cual los estudiantes estuvieran exentos de esa condición, así los
estudiantes con pocos recursos pueden acceder a la Universidad aunque
no lleguen al 6,5. Es más, tengo entendido que el ministro había
propuesto un umbral de 38.000 euros de renta familiar para estar exento.
Pero esto no interesa decirlo, ni siquiera estudiarlo, porque a algunos
la demagogia fácil y el poder atacar a un Gobierno del PP en materia de
Educación (donde la izquierda se cree que tiene el monopolio y no
admite más razón que la suya) les puede.
Quizá el problema de Wert
ha sido no explicar bien su propuesta del 6,5, y que estamos más atentos
a las frases a veces desafortunadas del ministro, que al contenido de
sus medidas. Es lo que pasa con la LOMCE. Acertó al decir que muchos la
critican pero nadie se ha parado a leerla. Lo mismo con las becas. Antes
de criticar, muchos deberían saber que 18 países de la UE, con gobiernos de izquierda o derecha indistintamente, tienen un nota mínima como requisito para una beca.
Que en países como Alemania o el Reino Unido el dinero de la beca
tienes que devolverlo cuando comienzas a trabajar (aquí no se devuelve) o
que Australia, bajo un gobierno socialista, ha privatizado (sí,
privatizado, esa palabra maldita por la izquierda) el sistema de becas.
Al final no habrá 6,5, pero lo importante no es la anécdota del 6,5, sino que tengamos un sistema de becas sostenible,
que acabe con los abusos del pasado y racionalice los escasos recursos
actuales teniendo en cuenta tanto las necesidades económicas como el
esfuerzo del alumno. Yo creo en un partido que defiende la cultura del
esfuerzo, no sólo como frase bonita en los mítines, sino con hechos, y
la reforma de las becas y de la Educación en su conjunto es una gran una
oportunidad para demostrarlo.
Enrique Martínez, Vicesecretario de Educación y Formación NN.GG. Comunidad Valenciana.
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