jueves, 23 de mayo de 2013

Campanas en "arrebato" por la LOMCE

Sin duda a la izquierda de este país le hace falta un poco de sosiego, porque no es normal que solo por imaginar que alguien pueda tocar su sacrosanto criterio educativo y su capacidad de adoctrinamiento, se ponga literalmente enferma de rabia, hasta el punto de no ser capaz siquiera de hilar argumentos mínimamente razonables. De hecho, amenazar con romper el acuerdo con la Santa Sede o la bravuconada de decir eso de "Ya les digo a las editoriales que no cambien los libros de texto porque esta ley va a durar muy poco", lo único que hacen es dejar a Rubalcaba en evidencia ¿No tiene nada más relevante que aportar al debate de la nueva ley?

A ver, que les afecte no deja de ser lógico, porque durante los últimos treinta años, el sistema educativo que hemos tenido ha sido el suyo, ya que la única ley del PP -la LOCE-, ni entró en vigor, porque Zapatero la derogó al mes de llegar al gobierno, y claro, están acostumbrados a dominar en ese ámbito. Pero, aunque nadie minusvalora los avances y mejoras de las últimas décadas, no cabe duda de que es imperativo reflexionar sobre lo que está fallando. Porque no nos podemos permitir una tasa de abandono escolar del 24,9% frente al 13% de la UE, ni una tasa de desempleo juvenil que supera el 57%, frente al 8% de otros países. Y todo ello a pesar de una inversión que -duplicada en la última década-, es un 21% superior a la media de la UE.

Y con estos datos sobre la mesa, resulta que el gran rasgado de vestiduras de la izquierda está estos días en la inclusión de la asignatura de religión en el currículo y que sea evaluable, sin decir, eso sí, que tiene asociada una asignatura alternativa a elegir –también evaluable- denominada “Valores sociales y culturales” ¿A qué temen? ¿A la enseñanza en valores? ¿A la religión? ¿O a la libre elección? Otra fijación consiste en insistir en que la ley perjudicará a la escuela pública, pero no hay nada en esta ley que justifique tal acusación, de hecho con los cambios, la beneficiada sería la pública, que tiene un sistema muy rígido, uniformizado, sin ninguna autonomía ¿Es que la izquierda considera que los profesores y directores de la pública merecen menos confianza, autonomía y capacidad de gestión y decisión que los demás? Finalmente, dicen que les preocupa la igualdad de oportunidades, pero ¿Existe igualdad de oportunidades en un sistema educativo que aboca al 57% de los jóvenes al paro? ¿Pretender que eso no cambie solo por cerrazón ideológica, es luchar por la igualdad social?

La LOMCE, sin despreciar lo bueno de la anterior, pondrá en marcha medidas que tratarán de facilitar que los estudiantes adquieran capacidades y desarrollen sus talentos para tener una vida profesional y personal plena. Está basada en aportaciones de todos los sectores sociales y en sistemas educativos con mejores resultados que los nuestros, que abundan en la necesidad de potenciar la cultura del esfuerzo, simplificar el currículo, reforzar los conocimientos instrumentales, flexibilizar trayectorias, desarrollar sistemas de evaluación externa, promover mayor autonomía y especialización en los centros y la transparencia de sus resultados y cuentas.

Si no les gusta, no es porque no sea una buena ley -que lo es y lo será más cuando hayamos terminado de pulirla en las Cortes-, sino simplemente porque no es la suya. Pero tarde o temprano, la izquierda comunista, socialista y sindical de este país deberá asumir que en esta sociedad que todos conformamos hay más voluntad, vida, criterio, lógica y normas que las que ellos nos pretenden imponer. Y que hay asuntos, como la educación en los que la necesidad de sensatez y cambios para mejorar el sistema, son tan evidentes que, sus algaradas lo único que consiguen es convencernos más aún de que el camino distinto al suyo es el correcto.

LAURA SAMPEDRO, SENADORA POR ASTURIAS DEL PARTIDO POPULAR.

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