martes, 12 de julio de 2011

El legado de Rubalcaba

La herencia que deja Rubalcaba en el Ministerio del Interior no puede ser más desastrosa. Rubalcaba deja Interior sumido en una profunda crisis, con las ofertas de empleo públicas más bajas de la historia del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, recortes presupuestarios que están poniendo en riesgo la operatividad de las fuerzas de seguridad, un profundo malestar en el seno de ambos cuerpos y una política de personal permanentemente cuestionada por los tribunales.

Lo peor de la herencia de Rubalcaba en Interior es sin embargo el haber permitido la vuelta de ETA a las instituciones democráticas. Nunca los terroristas y sus cómplices han tenido mayor poder en el País Vasco para intentar imponer su proyecto totalitario. Las victimas del terrorismo se han visto particularmente humilladas por esta rehabilitación política de los terroristas. Reconociendo los éxitos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que han reducido en los últimos años la capacidad criminal de la banda terrorista, la política antiterrorista de Rubalcaba resulta moralmente inaceptable, estratégicamente equivocada y políticamente inaceptable. Un próximo Gobierno del Partido Popular deberá corregir tanto despropósito. Y no será fácil.

En materia de seguridad ciudadana, el balance no es mucho mejor. El número de grupos de crimen organizado en nuestro país se ha multiplicado por dos desde que Rubalcaba es ministro y ha aumentado su peligrosidad. A pesar de las constantes mentiras y manipulaciones de las estadísticas de criminalidad realizadas por Rubalcaba, lo cierto es que la delincuencia ha crecido casi un 30% en este periodo y que los robos en el campo han generado una especial alarma en el mundo rural.

Los escándalos se han sucedido además en el ministerio del Interior, empezando por el caso Faisán del chivatazo a ETA que mantiene imputado al anterior director general de la Policía. Pero hay muchos otros escándalos que están pendientes de investigaciones judiciales en curso. El ministro puede haber favorecido además a policías corruptos o condenados por diferentes delitos.

Lo peor de Rubalcaba en el Ministerio del Interior ha sido su absoluta falta de escrúpulos, su carencia de principios democráticos y la utilización de las instituciones al servicio de sus intereses de partido. Se ha politizado a la policía y utilizado a las fuerzas de seguridad para perseguir a sus adversarios, se ha ocultado y mentido al Parlamento, ha incumplido numerosas resoluciones judiciales y ha hecho de la manipulación y la propaganda sus principales armas políticas. Con esta gestión en el ministerio del Interior la elección de Rubalcaba como presidente del Gobierno sería un claro retroceso democrático para nuestro país. Por fortuna, no creo que los españoles lo permitan.

IGNACIO COSIDÓ, DIPUTADO NACIONAL DEL PARTIDO POPULAR

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