jueves, 27 de febrero de 2014

Barro contra la memoria

Ahora resulta que los que no quisieron ver la crisis venir se niegan a aceptar que se aleja. Los socialistas españoles, ya sin la "O" de obreros, tal vez porque dejaron tantos en el paro que ya no se atreven ni a poner la palabra en sus escenarios -no ponen "PSOE" sino "Socialistas" y la rosa desdibujada-, se niegan a asumir la recuperación. Y andan tratando de jugar al despiste y la desmemoria con los ciudadanos que tuvimos la desgracia de tener que soportar sus años de "mal gobierno" y "buen vivir" a costa del futuro de todos.



¿Que qué es lo que quieren que olvidemos? Poca cosa... ni más ni menos que todo el desastroso tiempo en que gobernaron de espaldas a la realidad y al futuro de todos los españoles. Los tiempos en que Zapatero decía que teníamos un sistema bancario tan maravilloso y tan de "champions league" que, a diferencia del resto de Europa, no necesitaba reforma alguna; los tiempos en que la "prima" se puso salvaje, sobrepasando los 600 puntos -hoy está en 198-, los tiempos en que los socialistas dejaron este país con un récord histórico de déficit público -más de 90.000 millones de euros- y con los cajones tan vacíos de dinero como llenos de facturas de miles de proveedores -pequeñas y medianas empresas- que habían trabajado para las distintas administraciones y que se hundían al no poder resistir más porque no habían podido cobrar por ello. Unos tiempos de desgobierno socialista que, con sus negaciones, sus desmanes, su buenismo vacuo de tres al cuarto, escribieron con total impudicia y sin que sus sindicatos afines les pusieran apenas peros -afanados estaban ellos en despilfarrar y amañar lo suyo con el dinero de todos para el desempleo- uno tras otro los nombres de millones de ciudadanos en las listas del paro. Una lista negra y desoladora que afortunadamente, y gracias a las muchas medidas tomadas en estos últimos dos años, ha dejado de crecer, y que tenemos fundadas razones y expectativas de que va a empezar a menguar por fin.

Quieren que olvidemos, porque alientan la esperanza de que los españoles, cansados, exhaustos de tanto esfuerzo, miren al PP con rencor por ser el que finalmente tuvo que poner los puntos en la herida para que ésta dejase de sangrar. Pero somos muchos los que sabemos que cuando Mariano Rajoy dice eso de "hicimos lo que debíamos hacer. No lo más popular, sino lo necesario. No hemos seguido el rumbo más cómodo, pero sí el único capaz de llevarnos a buen puerto", está diciendo una verdad sin aristas. Una de esas verdades que curan porque permiten que sobre el dolor que causan los puntos del "cosido" se genere el tejido que cicatriza y la herida desaparezca.

Y esta semana, en el debate del estado de la nación, se pondrán una vez más en valor esas medidas que, duras y molestas, frenaron la caída del país por el precipicio de la quiebra, evitaron el rescate y consiguieron que nos levantásemos por nuestro propio pie, lo que, además de suponer un bien en sí mismo, nos permite sentirnos capaces y dueños de nosotros mismos como pueblo. Medidas, tomadas y por tomar, que permitirán por fin no sólo frenar la destrucción de empleo, sino generarlo, y nos permitirán volver a hablar de bajar impuestos. Medidas que han facilitado y colaborado en que este año hayamos batido récords de crecimiento en exportación y en llegada de turistas, o que han hecho que aquellas agencias de evaluación como Moody's, que nos ponían a la altura del subsuelo, estén ahora valorándonos en positivo.

Mientras tanto, la oposición socialista de Rubalcaba a lo suyo, al barro, a la protesta de pancarta, a la ambigüedad, sin importarles qué dañan ni a quién mienten. A la amenaza de derogar todo lo hecho, a la negativa incluso de debatir las leyes sólo porque no les gustan. Y no contentos con eso, para el que en su día fue ministro del Interior socialista, da lo mismo que el juego sea pactar con Bildu en Navarra con tal de tumbar el Gobierno foral, que utilizar de forma indecente un drama humano como el de Ceuta, contradiciendo incluso lo que él mismo dijo e hizo al respecto durante sus cinco años de mandato en el Ministerio de Interior del Gobierno socialista, cuando ocurrieron hechos similares, y con tal de embarrar no le importa intentar dejar mal a una Guardia Civil que lleva años salvando vidas al tiempo que consigue sacar adelante la dura tarea de proteger nuestra frontera. En fin, es lo que hay. Unos, trabajando para sacar adelante el país, y otros, para que no levante cabeza, con tal de que no se recuerden sus miserias.

LAURA SAMPEDRO, SENADORA DEL PARTIDO POPULAR POR ASTURIAS

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