Ahora resulta que los que no quisieron
ver la crisis venir se niegan a aceptar que se aleja. Los socialistas
españoles, ya sin la "O" de obreros, tal vez porque dejaron tantos en el
paro que ya no se atreven ni a poner la palabra en sus escenarios -no
ponen "PSOE" sino "Socialistas" y la rosa desdibujada-, se niegan a
asumir la recuperación. Y andan tratando de jugar al despiste y la
desmemoria con los ciudadanos que tuvimos la desgracia de tener que
soportar sus años de "mal gobierno" y "buen vivir" a costa del futuro de
todos.
¿Que qué es lo que quieren que olvidemos? Poca cosa... ni
más ni menos que todo el desastroso tiempo en que gobernaron de espaldas
a la realidad y al futuro de todos los españoles. Los tiempos en que
Zapatero decía que teníamos un sistema bancario tan maravilloso y tan de
"champions league" que, a diferencia del resto de Europa, no necesitaba
reforma alguna; los tiempos en que la "prima" se puso salvaje,
sobrepasando los 600 puntos -hoy está en 198-, los tiempos en que los
socialistas dejaron este país con un récord histórico de déficit público
-más de 90.000 millones de euros- y con los cajones tan vacíos de
dinero como llenos de facturas de miles de proveedores -pequeñas y
medianas empresas- que habían trabajado para las distintas
administraciones y que se hundían al no poder resistir más porque no
habían podido cobrar por ello. Unos tiempos de desgobierno socialista
que, con sus negaciones, sus desmanes, su buenismo vacuo de tres al
cuarto, escribieron con total impudicia y sin que sus sindicatos afines
les pusieran apenas peros -afanados estaban ellos en despilfarrar y
amañar lo suyo con el dinero de todos para el desempleo- uno tras otro
los nombres de millones de ciudadanos en las listas del paro. Una lista
negra y desoladora que afortunadamente, y gracias a las muchas medidas
tomadas en estos últimos dos años, ha dejado de crecer, y que tenemos
fundadas razones y expectativas de que va a empezar a menguar por fin.
Quieren
que olvidemos, porque alientan la esperanza de que los españoles,
cansados, exhaustos de tanto esfuerzo, miren al PP con rencor por ser el
que finalmente tuvo que poner los puntos en la herida para que ésta
dejase de sangrar. Pero somos muchos los que sabemos que cuando Mariano
Rajoy dice eso de "hicimos lo que debíamos hacer. No lo más popular,
sino lo necesario. No hemos seguido el rumbo más cómodo, pero sí el
único capaz de llevarnos a buen puerto", está diciendo una verdad sin
aristas. Una de esas verdades que curan porque permiten que sobre el
dolor que causan los puntos del "cosido" se genere el tejido que
cicatriza y la herida desaparezca.
Y esta semana, en el debate del
estado de la nación, se pondrán una vez más en valor esas medidas que,
duras y molestas, frenaron la caída del país por el precipicio de la
quiebra, evitaron el rescate y consiguieron que nos levantásemos por
nuestro propio pie, lo que, además de suponer un bien en sí mismo, nos
permite sentirnos capaces y dueños de nosotros mismos como pueblo.
Medidas, tomadas y por tomar, que permitirán por fin no sólo frenar la
destrucción de empleo, sino generarlo, y nos permitirán volver a hablar
de bajar impuestos. Medidas que han facilitado y colaborado en que este
año hayamos batido récords de crecimiento en exportación y en llegada de
turistas, o que han hecho que aquellas agencias de evaluación como
Moody's, que nos ponían a la altura del subsuelo, estén ahora
valorándonos en positivo.
Mientras tanto, la oposición socialista
de Rubalcaba a lo suyo, al barro, a la protesta de pancarta, a la
ambigüedad, sin importarles qué dañan ni a quién mienten. A la amenaza
de derogar todo lo hecho, a la negativa incluso de debatir las leyes
sólo porque no les gustan. Y no contentos con eso, para el que en su día
fue ministro del Interior socialista, da lo mismo que el juego sea
pactar con Bildu en Navarra con tal de tumbar el Gobierno foral, que
utilizar de forma indecente un drama humano como el de Ceuta,
contradiciendo incluso lo que él mismo dijo e hizo al respecto durante
sus cinco años de mandato en el Ministerio de Interior del Gobierno
socialista, cuando ocurrieron hechos similares, y con tal de embarrar no
le importa intentar dejar mal a una Guardia Civil que lleva años
salvando vidas al tiempo que consigue sacar adelante la dura tarea de
proteger nuestra frontera. En fin, es lo que hay. Unos, trabajando para
sacar adelante el país, y otros, para que no levante cabeza, con tal de
que no se recuerden sus miserias.
LAURA SAMPEDRO, SENADORA DEL PARTIDO POPULAR POR ASTURIAS
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