La conclusión del Pleno municipal celebrado el pasado jueves sólo puede
ser una: el gobierno local ha atentado gravemente contra los intereses
de los ciudadanos de Gijón que dentro de un año se van a encontrar con
un impuesto de bienes inmuebles (IBI) crecido en un siete por ciento y a
lo largo de todo el año, el pago de la plusvalía que ha subido el cien
por cien. La responsabilidad de la subida de impuestos es una única
responsabilidad del gobierno, sea central, autonómico o local. Por
tanto, la responsabilidad es única de Foro, que ocupa en minoría el
gobierno local.
Es cierto que el resto de los partidos con representación en la Corporación municipal (PSOE, PP e IU) tienen su parte de culpa, pero en todo caso será mínima al lado de la que tienen Carmen Moriyón y los suyos. Foro Asturias de Ciudadanos (FAC), el partido gobernante en la ciudad, ha traído a Gijón su conocida incapacidad para alcanzar cualquier tipo de pacto con otras fuerzas, pacto que se hace ineludible en los casos en los que el partido gobernante no cuenta con la mayoría absoluta, como es el caso de esta ciudad que el jueves ha vivido una de esas jornadas dañinas hasta el paroxismo para la sociedad. Pero Foro no es que tenga incapacidad para pactar con otros partidos; es que ha convertido Gijón en su único laboratorio en el que su líder, Francisco Álvarez-Cascos, puede meter baza para imponer sus caprichos, que son múltiples y variados.
Foro en Gijón no puede pactar con nadie, y menos con el PSOE, porque no puede romper la matraca de su líder de que Asturias sufre una pinza PSOE-PP culpable de todos los males de la región. Un acuerdo con los socialistas gijoneses para aprobar las tasas de 2014 es, pues, imposible pese a que ambos partidos estuvieron a una décima del mismo. Una décima en la cuestión que se trataba significaba muy poco dinero en los cajones municipales. Sin duda, si el PSOE hubiera cedido, el gobierno local buscaría alguna disculpa para que el acuerdo siguiera siendo imposible.
Los ciudadanos van a pagar ahora las míseras ambiciones de un político que presume de eficacia en la gestión pero que carece de la más mínima visión de lo que conviene a los habitantes de su ciudad natal. Claro que el desacuerdo en las tasas tiene, por si fuera poco lo anterior, una trastienda cargada aún más de politiquería barata. Con la imponente subida de tasas Foro se va a encontrar con una millonada en su último año de mandato, millonada que le permitirá lavar la cara a la ciudad en los meses finales del mandato de Moriyón y presentar ese lavado de cara como un modelo de gestión; gestión que hasta ahora está resultando gris hasta extremos inconcebibles.
El PP pidió una notable rebaja en los impuestos municipales porque el Ayuntamiento ha terminado de pagar un crédito, por lo que no tendrá que dedicar seis millones de euros a la amortización del mismo. Casi tres millones de euros será la cantidad que se va a recaudar de más con la subida del IBI y la plusvalía surgida del calamitoso Pleno del jueves. Seis más tres significan nueve millones de euros que van a ser usados para alegrar la campaña electoral de Foro. Y todo esto en una época en la que los ciudadanos se aprietan el cinturón para esquivar la crisis; en una época en la que los expertos piden que el dinero se devuelva a los bolsillos de las familias; en fin, en una época en la que la valoración de los políticos se encuentra por los suelos.
Gijón ha recibido un duro golpe para sus aspiraciones de salir de la recesión en que vive. Tras la absurda destitución de la secretaria municipal, que le va a costar un buen dinero a las arcas municipales, ordenada por Cascos a los suyos, llega ahora el escandalazo de los impuestos. El contribuyente tardará en darse cuenta del estropicio, pero dentro de un año se encontrará con la realidad de que sus intereses han sido pisoteados.
EDITORIAL LA NUEVA ESPAÑA
Es cierto que el resto de los partidos con representación en la Corporación municipal (PSOE, PP e IU) tienen su parte de culpa, pero en todo caso será mínima al lado de la que tienen Carmen Moriyón y los suyos. Foro Asturias de Ciudadanos (FAC), el partido gobernante en la ciudad, ha traído a Gijón su conocida incapacidad para alcanzar cualquier tipo de pacto con otras fuerzas, pacto que se hace ineludible en los casos en los que el partido gobernante no cuenta con la mayoría absoluta, como es el caso de esta ciudad que el jueves ha vivido una de esas jornadas dañinas hasta el paroxismo para la sociedad. Pero Foro no es que tenga incapacidad para pactar con otros partidos; es que ha convertido Gijón en su único laboratorio en el que su líder, Francisco Álvarez-Cascos, puede meter baza para imponer sus caprichos, que son múltiples y variados.
Foro en Gijón no puede pactar con nadie, y menos con el PSOE, porque no puede romper la matraca de su líder de que Asturias sufre una pinza PSOE-PP culpable de todos los males de la región. Un acuerdo con los socialistas gijoneses para aprobar las tasas de 2014 es, pues, imposible pese a que ambos partidos estuvieron a una décima del mismo. Una décima en la cuestión que se trataba significaba muy poco dinero en los cajones municipales. Sin duda, si el PSOE hubiera cedido, el gobierno local buscaría alguna disculpa para que el acuerdo siguiera siendo imposible.
Los ciudadanos van a pagar ahora las míseras ambiciones de un político que presume de eficacia en la gestión pero que carece de la más mínima visión de lo que conviene a los habitantes de su ciudad natal. Claro que el desacuerdo en las tasas tiene, por si fuera poco lo anterior, una trastienda cargada aún más de politiquería barata. Con la imponente subida de tasas Foro se va a encontrar con una millonada en su último año de mandato, millonada que le permitirá lavar la cara a la ciudad en los meses finales del mandato de Moriyón y presentar ese lavado de cara como un modelo de gestión; gestión que hasta ahora está resultando gris hasta extremos inconcebibles.
El PP pidió una notable rebaja en los impuestos municipales porque el Ayuntamiento ha terminado de pagar un crédito, por lo que no tendrá que dedicar seis millones de euros a la amortización del mismo. Casi tres millones de euros será la cantidad que se va a recaudar de más con la subida del IBI y la plusvalía surgida del calamitoso Pleno del jueves. Seis más tres significan nueve millones de euros que van a ser usados para alegrar la campaña electoral de Foro. Y todo esto en una época en la que los ciudadanos se aprietan el cinturón para esquivar la crisis; en una época en la que los expertos piden que el dinero se devuelva a los bolsillos de las familias; en fin, en una época en la que la valoración de los políticos se encuentra por los suelos.
Gijón ha recibido un duro golpe para sus aspiraciones de salir de la recesión en que vive. Tras la absurda destitución de la secretaria municipal, que le va a costar un buen dinero a las arcas municipales, ordenada por Cascos a los suyos, llega ahora el escandalazo de los impuestos. El contribuyente tardará en darse cuenta del estropicio, pero dentro de un año se encontrará con la realidad de que sus intereses han sido pisoteados.
EDITORIAL LA NUEVA ESPAÑA
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