(Artículo de Andrés Ruiz, vicesecretario de Nuevas
Generaciones del PP de Gijón, publicado en EL COMERCIO). Han pasado
varias semanas desde los tristes hechos que se saldaron con el
fallecimiento de un joven de La Calzada, tras ser golpeado por un
portero de un karaoke del barrio y, como no podía ser de otra manera, se
ha vuelto una vez más al eterno debate sobre la seguridad del ocio
nocturno en nuestra ciudad. Somos muchos los jóvenes que, noche tras
noche, nos planteamos qué hacen los poderes públicos para dar solución a
estos problemas y, al margen de vanas declaraciones de intenciones cada
vez que se produce una desgracia, nadie se ocupa de atajar un conflicto
que amenaza las noches de ocio en nuestra ciudad.
Podría hilar este artículo en razón de
lo mucho y lo poco que hacen algunos partidos políticos por la seguridad
en el ocio nocturno, podría también hablar de que ya en 2008 el Partido
Popular pidió la regulación de los porteros en los establecimientos
ante el silencio generalizado, o podría también recordar que hace más de
un año alguien nos prometió soluciones tras la muerte de otro joven
(había cometido el imperdonable delito de mirar una bicicleta) y que hoy
seguimos tal cual estábamos. Pero esto no ayudaría a nadie, ni
explicaría el problema, ni sería justo con la juventud centrar este tema
en disputas partidistas.
Lo justo es decir las cosas como son y
los hechos son los siguientes. Existe en Gijón una juventud preparada,
trabajadora y con pretensiones de construir un futuro mejor sobre la
base de la convivencia y el progreso. Una juventud que cuando llega el
fin de semana sale a la calle a disfrutar de sus días de descanso y, de
esta manera, llenan los locales hosteleros, dan vida a las calles y
disfrutan de las posibilidades que nuestra ciudad les ofrece. Pues bien,
también existe un mínimo porcentaje de jóvenes que no son así: se
dedican a buscar gresca, a alterar el orden público y a molestar al
resto de las personas que quieren vivir su noche en paz. Son las ovejas
negras de la juventud gijonesa, personas que hacen y deshacen a su
antojo, amparadas por unas sanciones insuficientes y por un sistema que
premia la libertad de estos sujetos sobre el derecho del resto de
ciudadanos a vivir su vida en paz. Suena duro pero esta es la realidad
de la noche gijonesa y llevamos mucho tiempo sufriendo la miopía que
impide a nuestras autoridades verla y, por ende, trabajar en busca de
soluciones.
Pero gracias a que la generalización es
algo que da muchas facilidades a la hora de diluir culpas y
responsabilidades, resulta que como un señor contrata a una persona sin
ningún tipo de cualificación profesional para ser portero de su local,
todos los porteros y hosteleros son unos impresentables. Pues no, hay
muchos hosteleros que contratan servicios profesionales de seguridad
para sus negocios y que están ansiosos de que una normativa lave la
imagen que unos pocos han mancillado gracias a la anarquía que gobierna
este tipo de servicios. Resulta también que como unos pocos destrozan
las calles, dedican sus noches a buscar pelea, robar o realizar
cualquier acto cívicamente reprobable somos todos los jóvenes unos
sujetos a controlar, necesitados de un ayuntamiento protector que nos
marque el camino de la convivencia porque no podemos hacerlo solos ya
que el fenómeno del botellón nos transforma de estudiantes, trabajadores
y emprendedores en meros delincuentes. Pues tampoco, los jóvenes
estaríamos encantados de que llegase el día en que la ley caiga con todo
su peso sobre estas personas que alteran nuestras vidas, encantados de
no ver siempre esas caras que son conocidas por todos salvo por una
justicia sin medios para actuar y apartarlas de nuestro entorno,
encantados de no preguntarnos noche tras noche por qué tienen que
estigmatizarnos a todos por los actos de unos pocos.
Ante esta realidad se deben de tomar
diferentes medidas que palíen esta situación. En primer lugar, una ley
autonómica que regule a los porteros en los locales de ocio nocturno y
su formación como la ya propuesta por el Partido Popular de Asturias en
2008 y citada anteriormente. En segundo lugar, un cambio en la
orientación de la vigilancia nocturna por parte de nuestra policía;
mayor presencia en las zonas conflictivas, visibilizar que están allí
velando por nuestra seguridad y siendo un método disuasorio para
aquellos que quieran disfrutar de la noche a costa de la tranquilidad
del resto. Y en último término, la puesta en marcha de un pacto político
municipal que trabaje para sacar adelante medidas que den solución a
estos problemas, dejando que este debate sea continuo en el tiempo y que
no surja sólo cuando ocurre una desgracia.
Andrés Ruiz, Vicesecretario General de Nuevas Generaciones del Partido Popular de Gijón.
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