Este
artículo pretende dar una explicación básica a los jóvenes de
nuestra agrupación sobre los perjuicios que puede suponer la
anulación del Plan General de Ordenación Urbana recientemente
acaecida. La empresa de tratar de ser didáctico es muchas veces
complicada, pudiendo caer en diálogos que hagan al lector perderse y
que no le permitan conectar con el contenido expuesto. Por este
motivo, las explicaciones que aquí se arrojen serán muy básicas
pero en todo caso orientativas y clarificadoras de la actual
situación que desgraciadamente está viviendo nuestra ciudad, y la
gravedad de la falta de un plan.
Una
ciudad es difícil de definir como tal. Algunos la definirían cómo
una historia asociada a un crecimiento demográfico, otros dirían
que es simplemente un entramado de calles, para la mayoría es un
lugar lleno de recuerdos en el que se desarrolla la vida cotidiana.
La RAE realiza una definición compuesta de todas las anteriores,
indicándonos cómo por ciudad hemos de entender un “conjunto
de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población
densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas”.
Es
nota característica de la meritada definición, el hecho de que una
ciudad es siempre un entramado de calles y edificios. Con la entrada
en el Siglo XX, y las distintas modificaciones que han ido surgiendo
con los años en materia de responsabilidades Urbanísticas, una
ciudad a su vez es una responsabilidad
para los gobernantes de la misma en muchos aspectos. Podríamos decir
que existen dos normas que nos clarifican la importancia de tener un
gobierno municipal consistente y los fines que ha de perseguir el
mismo. Si acudimos a la Ley de Bases de Régimen Local, y nos
detenemos en un breve instante a analizar su exposición de motivos,
podemos ver una referencia desde el pasado a lo que actualmente está
ocurriendo:
“Pensemos
ante todo en el Municipio, marco por excelencia de la convivencia
civil, cuya historia es en muy buena medida la del Occidente a que
pertenecemos. Tanto en España como en Europa el progreso y el
equilibrio social han estado asociados desde la antigüedad al
esplendor de la vida urbana y al consiguiente florecimiento
municipal. Y
viceversa, los períodos de estancamiento o de retroceso se han
caracterizado igualmente por la simultánea decadencia de las
comunidades ciudadanas, que en siglos ya lejanos llegó a consumarse
con la ruina y extinción de los Municipios.”
Es
curiosa la sabiduría del legislador de 1985, cuando ya tenía en
mente la importancia y los perjuicios que iban a suponer las
consecuencias de una crisis económica sobre el municipio. A su vez,
junto con esta idea protectora de los municipios, dotados de mayor
autonomía tras la Constitución de 1978, existe una Ley, tal y como
es la 57/2003 de medidas para la modernización del gobierno local,
la cual nos explica (igualmente en su exposición de motivos) la
importancia que tuvo en el año 1999 el famoso Pacto
Local
por el cual se venía a impulsar una mayor potestad y autonomía de
los municipios:
“Con
ello se superó una de las grandes deficiencias de la LRBRL, y la
experiencia positiva de la aplicación de la reforma del régimen
local de 1999 demuestra que el camino más acertado es profundizar en
la misma línea, de forma que se consigan simultáneamente dos
objetivos:
- Atender a la necesidad de un liderazgo claro y diáfano ante la sociedad, lo que exige ejecutivos con gran capacidad de gestión para actuar rápida y eficazmente.
- Responder a la exigencia de un debate político abierto y creativo sobre las principales políticas de la ciudad, así como profundizar en el control de la acción de un ejecutivo reforzado, lo que implica que el Pleno desarrolle sus potencialidades deliberantes y fiscalizadoras.”
Hasta
este punto, y como hemos podido ver, a los ejecutivos locales se les
ha dotado de un papel preponderante en nuestro Ordenamiento Jurídico
español y a su vez se les ha dotado de las armas para exigirles que
actúen con rapidez
y eficacia
ante sus distintas tareas y cometidos.
Ahora
que sabemos un poco más de la importancia de un gobierno municipal
consistente y autónomo, es turno de centrarnos en una de las figuras
relevantes de su ámbito de actuación: la planificación
urbanística. Así como existen normas cívicas y de convivencia que
el municipio ha de mantener, existen a su vez normas organizativas
que deben ser respetadas. Una ciudad no puede crecer de cualquier
manera, y del mismo modo, su crecimiento se ve sometido a
limitaciones jurídicas. La concatenación de normas
medioambientales, de fomento de la economía, de conservación
patrimonial, etc… impiden que las ciudades puedan extenderse sin
una orientación. Para ese fin, se publica un plan que contiene una
división de los futuros terrenos que ocupará el crecimiento urbano
y a su vez los contenidos que en esas divisiones podrán tener lugar.
Por ejemplo, si la ciudad necesitase una nueva planta para el
procesamiento de residuos, esta no podría ubicarse en cualquier
sitio, deberá tener una localización concreta y una planificación
puntual que le permita mantener la vida pacífica de los ciudadanos y
respetar las normas que protegen nuestro medio natural. Si la ciudad
quisiese expandirse de forma coherente con el fomento del empleo, por
ejemplo, creando un nuevo polígono industrial, este a su vez deberá
poseer una serie de condiciones de acceso (para evitar el tráfico
rodado de camiones por la ciudad que afecten a la contaminación
acústica), de instalación para las futuras naves industriales (con
medidas para favorecer el reciclaje de sus vertidos o para realizar
una política respetuosa de emisión de humos). Si por ejemplo, la
ciudad quisiese destinar parte de su terreno municipal a la creación
de un centro comercial, igualmente este deberá reunir unas
características de acceso rodado, de impacto ambiental y de
dimensiones.
En
definitiva, todos esos elementos organizativos constan en el Plan
General de Ordenación Urbana, el cual una vez publicado y aceptado,
permite comenzar todas las políticas anteriormente descritas. ¿Qué
supone por tanto la ausencia de plan?, pues bien, erradicar de un
municipio la planificación urbanística supone dos cuestiones:
A)
Dado que el plan anulado se estaría ejecutando pese a su
litigiosidad y el proceso para eliminarlo, se crea un perjuicio a las
personas que conforme a dicho plan ya comenzaron los trámites para
edificar, ya realizaron las primeras obras, y obviamente pagaron sus
correspondientes impuestos por el suelo que conforme al plan posee
una calificación nueva. No quiero entrar en detalles sobre los
estados del suelo cara a la construcción, solo decir que de un suelo
rústico a uno urbano, la tributación es claramente distinta.
B)
Dada la ausencia de plan consiguiente a la anulación del mismo, la
ciudad carece de instrumento de crecimiento urbanístico y por tanto
se estanca en un periodo de reinicio de las gestiones para elaborar
un nuevo plan. O acudir a la figura menos consensuada y más polémica
del plan parcial.
Comenzaba
esta exposición realizando una definición de la importancia del
municipio. A su vez esa importancia se traduce en una responsabilidad
de sus gobernantes.
Los Planes Generales de Ordenación son una vertebración de la vida
y florecimiento económico de la ciudad, y sin ellos, la misma se
queda estancada. En un periodo en el que cada vez urge mas un uso
racional de los recursos económicos, geográficos y sociales. En un
momento en el que la diferencia entre crear empleo, crear nuevos
espacios para el recreo y deporte, para la convivencia, para el
establecimiento de nuevas personas y empresas resulta fundamental.
Cómo
no, dicho resultado es consecuencia directa de un gobierno dirigido
por el Partido Socialista, el cual sin ningún reparo se permite el
lujo de no hacer declaraciones más allá de la bravuconería y la
autoafirmación. Difícilmente puede uno defender el trabajo bien
hecho, cuando el propio poder judicial en su máximo exponente
Autonómico (tal y como es el Tribunal Superior de Justicia) te lo
desacredita por muchos y variados motivos.
Gijón
se merece un crecimiento, se merece una lucha feroz contra la crisis
actual, se merece empleo y progreso. Desgraciadamente, ya sabemos que
opciones no representan más que la chapuza, las prisas, los favores
y el trabajo mal hecho. E igualmente por desgracia, esas
consecuencias las pagamos los ciudadanos.
ALEJANDRO LÓPEZ FERNÁNDEZ, AFILIADO NUEVAS GENERACIONES PARTIDO POPULAR DE GIJÓN
No hay comentarios:
Publicar un comentario