Hace
tiempo que me he aficionado al cine español, o más bien al cine en
castellano. Películas como El
día de la bestia,
Whisky,
El
cielo abierto,
Carne
de neón,
Tiovivo
1950,
El
Abuelo,
El
secreto de sus ojos,
La
habitación de Fermat,
Grupo
7,
Diario
de un Skin,
Los
amantes del círculo polar,
E.V.A.,
Muertos
de Risa, Báilame el agua, La adaptación de la Colmena (aunque
a mi juicio deja en el tintero un buen número de personajes e
historias del libro),
El laberinto del fauno,
la arriesgada Fausto
5.0...
Todas ellas películas muy recomendables para cualquier persona que
quiera disfrutar de grandes historias y variadas; y que, sin duda,
aconsejo ver a los lectores de este blog.
Siempre
he sido un amante del cine, me gustan sus historias, me gusta darle
una oportunidad a películas extrañas y exóticas o difíciles de
encontrar. Por esa misma razón, trato de darle una oportunidad tras
otra al cine español. No me gustaría entrar en comentarios
polémicos para muchos sobre la retahíla de películas vacuas de
contenido y llenas de sexo gratuito, de esas que son transgresoras
porque se centran en el trasfondo que nunca existe. Tampoco voy a
recuperar el discurso que hace un año mencionaba Santiago Segura en
el que en tono jocoso (o no tanto) decía aquello de “hay
este año unas cuantas películas sobre la Guerra Civil, ¿Que raro
para el cine español que se haga una película sobre la guerra civil
no?”.
Pero pese a que trato de darle una oportunidad tras otra, la actitud
de los profesionales del sector me decepciona.
Ayer,
como ya viéramos en aquella famosa gala presentada por Willy Toledo,
en la que se fue a hacer política, todos los discursos fueron un
escaparate para reivindicar críticas al gobierno. Críticas que
curiosamente no se producían en gobiernos de otro signo. Bueno,
decir eso no es del todo cierto, el presidente de la academia
anterior, un brillante Alex de la Iglesia claramente opuesto a la Ley
Sinde, dejó claro en su mandato que bondades y perjuicios ofrecía
la flaca ayuda al ciudadano que se hacía con una restricción tan
fuerte de los Derechos de propiedad intelectual. Que peculiar que
tuviese que dimitir.
Vayamos
por partes analizando las perlas que hemos podido ver. En primer
lugar, Eva Hache, una mujer claramente enemistada con el gobierno
actual y que dirigía un programa semanal llamado “Noche Hache”,
en el que de forma muy elocuente y poco gratuita (nótese la ironía)
se dedicaba a criticar al Partido Popular, desdibujándolo de su
actividad y tachándolo de los clásicos clichés que tanto gustan en
España. Eva se mostraba abierta a realizar una gala plural, al
margen de la pancarta, y con claro protagonismo de lo importante, el
cine español. Así lo manifestó pocas horas antes en distintos
artículos que pudieron ser leídos en periódicos de tirada nacional
y regional. La primera en la frente, su discurso fue un panfleto
político que hizo flaco favor a la audiencia del evento, la cual se
nutría en sus primeros compases de incautos o ingenuos que querían
ver unos premios sobre cine y esperaban mayor corrección.
Pasada
la conductora del programa con la doble moral que caracteriza siempre
a la izquierda (como podemos ver donde dijo una cosa por la mañana,
hace otra de noche), comienzan a surgir los primeros premiados, los
cuales pasan entre el mero y educado agradecimiento, a la crítica al
gobierno. “Que no hay escuelas, que no hay educación, que los
recortes”. En fin, para qué repetir lo de siempre. Y es en ese
momento cuando llega el análisis del director de la academia, una
persona que debería ser acorde al puesto que está desempeñando y
representar al cine de todos los españoles, del pueblo español, sea
de donde sea y crea en lo que su conciencia opine. Él mismo se
contradice, diciendo que no son “los
de la ceja”.
Curiosamente acto seguido la premiada por su gran trayectoria
profesional es Concha Velasco, mujer que pueden encontrar haciendo el
símbolo de la ceja en diversas fotografías y que protagonizó
aquella famosa campaña de zapatero de la cual algún que otro
participante se ha retractado, ¿verdad señor Sabina?.
Pero
claro, la estrella de la noche en esta gala de la incoherencia no iba
a ser la “chica
ye-ye”
a la cual dio el premio su sobrina (se ve que lo del enchufe no es
solo cosa de los del gobierno y que ahí quiebra el pluralismo y la
igualdad del manifiesto comunista). La estrella de la noche fue una
señora a la que yo voy a tratar con respeto pero voy a corregir con
severidad. Hablo de Candela
Peña.
Bien, esta señora trágicamente ha tenido que ver fallecer a su
padre, en un hospital sin mantas y sin agua. En cuanto a su padre,
tiene usted todos mis respetos y la acompaño en el sentimiento. En
cuanto al mensaje, claramente dirigido a ganar notoriedad porque
lleva 3 años sin trabajar, me parece vergonzoso. Estimada Candela,
en primer lugar como buena catalana que es, sabrá que el dinero para
sus hospitales y para la educación de su hijo, ha sido despilfarrado
por su Comunidad Autónoma la cual fue gobernada por el PSE y
actualmente por CIU.
En segundo lugar, ese catalán que defiende
desde las primeras palabras de su agradecimiento, quizá haya sido el
detonante del despilfarro que ha generado sus problemas. En tercer
lugar, hay mucha gente que no tiene trabajo y que busca en lo que
sea, no la conozco y no puedo aventurar que haya intentado buscar en
cualquier cosa, pero por favor, es una trabajadora del cine, es una
privilegiada, no se ría a la cara de la gente. Máxime porque dudo
que los arreglos que cualquiera mujer coqueta se hace, como por
ejemplo su vestido, peinado y abalorios lucidos en la gala, se hayan
pagado con la caridad.
Como
propina, la actriz Maribel Verdu (eso sí, vestida que esto no es
ninguna película de los 80-90 y ahora vamos de finos) recogió en un
traje que sin duda sería de rebajas (ya
saben, para ser la imagen del Corte Inglés, el puño en alto queda
en casa) el premio a mejor actriz. Su discurso reiteró el homicidio
social que los dirigentes están haciendo, ya que agradecer un premio
a un papel en una película tiene que llevar aparejado eso.
Por
cierto, curioso el “colegueo”
de aplausos a cualquier reivindicación y agradecimiento, menos al
agradecimiento personal de los productores de Tadeo Jones al canal
Intereconomía por creer en ellos y ayudarles a financiar su proyecto
de animación. Se ve que el dinero vale más si viene de “los
buenos”.
Bueno,
el repaso ha quedado claro, los que no son los de la Ceja criticando
al gobierno, premiando a los actores de la Ceja, sentando en primera
fila a Pilar Bardem, mujer que no tenía ninguna nominación y cuya
única vinculación con la gala es acompañar al productor de un
documental que iba a ser premiado (ya ven ustedes qué protagonismo
debería tener y dónde deberían estar sentados), que a su vez
integró listas de partidos políticos de Izquierdas (Candidatura al
Parlamento Europeo de Izquierda Unida si no recuerdo mal), y con
continuos primeros planos. En fin, que no engañan a nadie.
Espero
que algún día el cine español pueda ser verdaderamente libre.
Libre de cualquier tipo de pensamiento político. Libre de que su
organigrama luzca claros tintes y colores. Flaco favor le hacen a
nuestras películas personas cuyo odio solo les mueve hacia fines
personales mas allá de exhibir su arte. Igualmente su preocupación
por el IVA, debería ir dirigida a su actitud a la hora de captar
clientes y espectadores. En un país con pluralidad de opiniones,
llamar subnormal a un votante del PP a la cara y hacer películas de
la revancha al Franquismo, no creo que sea el mejor escenario para
publicitarse. Aunque como vivimos en la nación del sofisma, aquí
dirán que es por falta de presupuesto. Ruego que a la lista superior
le peguen un vistazo, no todas tienen grandes presupuestos y muchas
son muy buenas.
Algún
día podremos ir a una sala de cine para divertirnos, ver buenas
historias, no tragar por personajes encasillados en su
visión social de España y, ante todo, poder sentirnos orgullosos de
la creatividad española. Mientras tanto, seguiremos tragando las
mismas caras una y otra vez, actores de calidad discutible, aburridos
y repetitivos guiones, historias sacadas del sectarismo y escasa
calidad.
El
espectáculo debe continuar, pero el del arte, no el de la vergüenza.
ALEJANDRO LÓPEZ FERNÁNDEZ, MILITANTE NUEVAS GENERACIONES PP GIJÓN
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