lunes, 25 de febrero de 2013

Es el futuro, estúpidos


Parafraseando aquella famosa frase de Bill Clinton en la campaña del 92 "the economy, stupid" centramos la importancia de la reforma educativa que necesita este país. No es un misterio oculto la situación que arrastramos desde hace mucho tiempo, un fracaso escolar del 26,3%, doblando la media europea, unos resultados en los informes internacionales que nos sitúan a la altura de las antiguas repúblicas soviéticas.
 La izquierda dice que los rankings no importan, que importan los alumnos y la equidad del sistema mientras que la maquinaria LOGSE/LOE va imprimiendo víctimas de su sistema educativo ante la pasividad de los que dicen defender la educación pública. La generación de finales de los 80 y de los 90 somos víctimas de la LOGSE, un sistema basado exclusivamente en la equidad, donde la financiación era lo esencial olvidando completamente los resultados y por ende, olvidando a los alumnos.
Una financiación que desde el año 2000 ha aumentado un 48.5%, aumentando un 12.5% el alumnado, sin embargo, manteniendo unos resultados completamente lineales, empeorando respecto de PISA 2000 y manteniendo el fracaso escolar. Fracaso escolar que los propios socialistas, entre otros el Secretario de Estado de Educación con Felipe González, Álvaro Marchesi, preveían que se encontraría entorno al 20% a principios del siglo XXI. Nada más lejos de la realidad.
El fallo español no ha sido la financiación, o de si se apuesta por la pública o la concertada, o si la religión es asignatura obligatoria, el fallo es de ideas y de voluntad. Einstein decía que “Todos somos unos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para escalar un árbol vivirá creyendo su vida entera que es un estúpido". Este ha sido el problema español, nos han visto a todos los alumnos como peces. Ninguna de las dos últimas leyes en vigor ha sabido relanzar esta situación catastrófica. La excelencia se ha visto como negativa, cualquier cambio hacia la calidad denostado –véase la LOCE- y la excesiva burocratización del sistema, nos ancló en el siglo XX.
Por eso debemos apostar por esta reforma de la educación, buscando la calidad del mismo que permita al alumno desarrollar su potencial y que él mismo sea el protagonista de su futuro. Autonomía escolar, libertad de elección de centro, flexibilización de los itinerarios, impulso de la FP, pruebas externas que evalúen esa calidad y bilingüismo que coloque a los alumnos entre los mejores del mundo, y no exclusivamente para competir, sino para su desarrollo personal y profesional.
Y todo para que el alumno pueda elegir en libertad las opciones que el sistema le ofrece porque como dice el título, nos jugamos nuestro futuro. Ahora tomamos la palabra la mayoría de los jóvenes a los que nos interesa la calidad de la educación española y su mejora. Somos el presente y futuro de esta sociedad, y como ello seguiremos apoyando propuestas que mejoren la educación, que busquen superar esta crisis con el mérito y el esfuerzo como pilares de nuestro sistema educativo, para continuar con un sistema democrático en libertad e igualdad de oportunidades.

MIGUEL MARTÍNEZ, VICESECRETARIO NACIONAL DE EDUCACIÓN NUEVAS GENERACIONES ESPAÑA

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