domingo, 2 de diciembre de 2012

La manzana oxidada


Una de las señas de identidad de nuestra tierra, a parte del color verde que ya nos da la bienvenida al cruzar “el negrón”, es nuestra sidra, sangre de nuestros manzanos. La sidra asturiana es más que una bebida, más que un producto propio, es un instrumento de socialización, estando presente en muchos ámbitos de nuestra cultura.

De todos es sabido que la manzana, con el paso del tiempo y por reacción química con el oxígeno del aire, se oxida, quedando inservible para producir tan preciado líquido. Por lo tanto, no puede haber abandono de la materia prima, porque de haberlo, nos quedamos sin su esencia.


Durante los últimos dos años, la pendiente de la gráfica de parados en Asturias, ha sido creciente, hasta llegar a cifras de vergüenza. Tales son las cifras, que los responsables de las mismas no deberían ni atreverse a pisar la calle. En estas circunstancias, cada vez somos más los que abandonamos la tierra. Pero irse de la tierra para poder comer, implica no poder abrazar a tu mujer, no poder acariciar a tus hijos, no poder ver a tus padres, no poder quedar con tus amigos, estar SOLO en muchas ocasiones y durante muchos meses. 

Esta es la realidad, en el mejor de los casos. Otros, muchos otros, no pueden irse, por dependencia o por falta de oportunidades, y tienen que quedarse, oxidándose como la manzana.

Pero un buen día, un “mayador forastero” vino hace un tiempo, oriundo de Gijón, que llevaba muchos años sin rodar por la AP-66. Vino y aseguró que él iba a hacer la mejor sidra. Le dieron el Llagar, pero él sólo quería demostrar quién era el más “gallu”, eso era lo que le movía mientras difundía la palabra. Ocho meses, solo ocho, le bastaron para aburrirse de mayar la manzana, y ahí lo dejo, la manzana seguía oxidándose. 

Pero el más duro del Oeste se fue como vino, haciendo que se tambaleara una opción política que ha sido respaldada por millones de españoles en el resto de España y que aquí no se acaba de centrar del todo tras el fracaso sin paliativos de ese “mesías”.

En este panorama, la izquierda, que alguna responsabilidad tendrá en la maltrecha situación de nuestra región, ya que ha gobernado durante dieciséis de los últimos veinte años, se queda sentada comiendo palomitas.

España ha estado viviendo en los últimos cuatro años, lo mismo que se ha estado viviendo en Asturias los últimos veinte. Hoy, el “mayador forastero”, ha desvirtuado una opción política que tiene que luchar, más que nunca, por conocer la situación real de los asturianos, en eso hay que esforzarse hoy, no en mantener el sillón o en discutir quien se tiene que sentar. No se puede discutir la dirección del barco de espaldas al mar.

El vendaval ha pasado, y lo hemos sufrido, el centro derecha y todos los asturianos. La imagen que se está dando a los asturianos ahora, es que nadie está mirando por la manzana, mientras unos discuten y tratan de sobreponerse, olvidándose de la manzana, otros miran al infinito, porque no ven peligrar su butaca.

Asturias necesita gestores que sean conscientes de la realidad, de lo que estamos viviendo, antes de que sea tarde y la manzana, ya deje de dar sidra.  

VÍCTOR ÁLVAREZ SUÁREZ, VOCAL DE LA JUNTA LOCAL DE NUEVAS GENERACIONES DEL PARTIDO POPULAR DE GIJÓN.

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